El presidente francés Emmanuel Macron se mostró este miércoles en Córcega dispuesto a reconocer sus particularidades, pero rechazó con firmeza otras reivindicaciones de los nacionalistas en el poder en la isla mediterránea.

En un discurso muy esperado en Bastia, el jefe de Estado francés se declaró "favorable a que Córcega sea mencionada en la Constitución" francesa, una de las principales reivindicaciones de la alianza entre autonomistas e independentistas.

Sería "una forma de reconocer su identidad y anclarla en la República".

Esta reivindicación provoca una fuerte controversia en Francia, país muy centralista que defiende el carácter "indivisible" de la República.

Pero el presidente permaneció inflexible frente a otras exigencias nacionalistas, como la co-oficialidad de la lengua corsa y la aplicación de un estatuto de residente en la isla.

Esta última proposición "no es la buena respuesta" contra la especulación inmobiliaria en esta isla muy turística, como lo consideran los nacionalistas, dijo Macron.

"Hoy, cuando suben los precios y se venden los terrenos, son escasas las personas no corsas las que se benefician", declaró el jefe de Estado, que se comprometió a "favorecer la construcción de viviendas" y "simplificar las reglas urbanísticas".El bilingüismo está "plenamente reconocido"

Respecto a la lengua corsa, Macron subrayó que "en la República hay una lengua oficial, el francés", aunque el bilingüismo está "plenamente reconocido y aceptado".

Los dirigentes corsos no piden la independencia de la isla sino un "verdadero estatuto de autonomía".

Además de la co-oficialidad de la lengua, piden un estatuto fiscal y social especial, el acercamiento y la amnistía de los presos corsos que se dicen "políticos" y detenidos en Francia continental.

Decepción

Los dos dirigentes corsos denunciaron un discurso "muy por detrás de las expectativas".

Como símbolo de las crispaciones, varios representantes corsos criticaron la ausencia durante el discurso de Macron de la bandera corsa, omnipresente en la isla, al lado de las de Francia y de Europa.

"Fue una ocasión desperdiciada", declaró el autonomista Gilles Simeoni, presidente del Ejecutivo de la colectividad territorial.

Su aliado independentista Jean-Guy Talamoni, presidente de la Asamblea de Córcega, se mostró "consternado por el nivel de las respuestas que se dieron". "Es una noche triste para Córcega", deploró.

Previamente los representantes nacionalistas habían mostrado su decepción al rechazar sentarse a la mesa con el jefe de Estado para un "almuerzo republicano" en Bastia.

Reprocharon al presidente "el tono muy violento" del discurso en Ajaccio el día anterior durante el homenaje al prefecto Claude Erignac, veinte años exactamente después de su asesinato por un militante independentista.

Macron descartó en ese discurso cualquier amnistía para los presos, pues fueron condenados por delitos terroristas.

Córcega, isla que tiene unos 330.000 habitantes, fue durante décadas víctima de la violencia, con más de 4.500 atentados reivindicados en parte por el Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC). La violencia culminó hace veinte años con el crimen de Claude Erignac, primer prefecto asesinado en Francia desde la Segunda Guerra mundial.

El nacionalismo corso dejó atrás en 2014 la clandestinidad y los atentados antes de ganar en las urnas, al obtener la mayoría absoluta en las elecciones territoriales en diciembre.