Parece que las modas junto con las nuevas tecnologías sirven para algo más que pasar el tiempo libre. Una joven canadiense de 21 años, Cheyenne Rose Antoine, ha sido condenada a siete años de cárcel por acabar con la vida de una de sus mejores amigas, Brittney Gargol, de 18 años. Aunque la sentencia ha llegado dos años después del asesinato.

Gargol apareció en 2016 en una carretera cerca de un vertedero en la localidad canadiense de Saskatoon. Junto al cadáver de la joven, los investigadores encontraron un cinturón con el que había sido estrangulada. Por muchas pesquisas e investigaciones la Policía no daba con el asesino de la chica, aunque sí sospechaba de alguien.

Y es que, según se ha relatado en CBC News, Antonie se fotografió junto a su amiga horas antes de que apareciese muerta, una imagen que dio la clave exacta del crimen. En la misma, Antonie aparecía ataviada con el cinturón encontrado en el escenario y con el que se estranguló a la joven Gargol.

Gracias a esta pista, finalmente la chica confesó el crimen. Según relató a las autoridades, tomaron alcohol y marihuana y acabó con la vida de su amiga tras una discusión. "Nunca me lo perdonaré. Nada que yo diga o haga la traerá de vuelta. Lo siento muchísimo. No debería haber sucedido", dijo.

En los dos años que duró la investigación, Antoine estuvo dando pistas falsas para desviar la atención sobre su culpabilidad. En una primera declaración aseguró que después de beber y drogarse, su amiga se había ido con un desconocido. Incluso horas después de haberla matado escribió en su muro de Facebook preguntando si estaba bien para eliminar cualquier tipo de sospecha sobre ella.

Su abogado, por su parte, aludió a años de abusos sobre la joven por parte de sus tutores legales para justificar su crimen.