Los ciudadanos de Zimbabue recibieron con un estallido de euforia la decisión de Robert Mugabe de dimitir como presidente, tras casi cuatro décadas en total al mando del país.

Pese a que el país llevaba inmerso en una grave crisis política desde que la semana pasada los militares se alzaran contra el Gobierno, la noticia llegó por sorpresa, anunciada por el presidente de la cámara baja de este país, Jacob Mudenda, en medio de una sesión parlamentaria que debatía una moción de censura contra Mugabe, impulsada por su propio partido.

Gritos de alegría y bocinas de coche inundaron la capital, mientras la gente se abrazaba espontáneamente en la calle.

Banderas de Zimbabue y gritos de "descanse en paz, descanse en paz" acompañaban bailes y cánticos, mientras el sol se ponía sobre la capital zimbabuense.

Otras imágenes muestran a niños aupados a tanques bailando al son de la música que resuena en las calles de la capital, Harare.

Muchos celebran la intervención del Ejército, que ha acelerado la caída de Mugabe: entre la multitud, un joven con una camiseta del equipo de fútbol inglés Arsenal cuyo dorsal no corresponde a ningún jugador famoso sino al jefe del Ejército, Constantine Chiwenga.

"Estoy tan emocionado. Nunca pensé que vería este día. Mugabe ha dimitido durante mi periodo de vida. Este es un paso hacia el Zimbabue que queremos. No será fácil", compartió el reputado periodista del zimbabuense News Day Trevor Ncube, en su cuenta de Twitter.

Está previsto que mañana mismo se nombre a un nuevo presidente del país, según se anunció hoy en la sesión parlamentaria, nada más leer la carta de dimisión de Mugabe.

Su propio partido, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), había dado un ultimátum para dimitir el pasado domingo, que se cumplió al mediodía de ayer sin que el presidente cambiara de opinión.

Muy al contrario, Mugabe realizó su primer mensaje público desde que los militares se alzasen contra su Gobierno esa misma noche y pidió que Zimbabue volviera a la normalidad e iniciara una nueva etapa sin espíritu de venganza.

La noticia aterrizó como un jarro de agua fría entre los zimbabuenses, que habían salido masivamente a la calle el pasado sábado para escenificar su rechazo al veterano líder, de 93 años.

Dado que Mugabe no dimitió, el partido inició los trámites para poner en marcha la moción de censura parlamentaria, que finalmente no se consumará tras la renuncia definitiva del mandatario hoy.