El autor de un atropello que el lunes mató a una niña de 12 años e hirió a otras 13 personas en la región de París fue imputado hoy por "homicidio agravado" y enviado a prisión después de que se le considerara penalmente responsable tras un primer examen psiquiátrico, informó la Fiscalía.

A David Patterson, que fue presentado esta tarde ante el juez en el Tribunal de Gran Instancia de Meaux, una ciudad a una treintena de kilómetros de París, se le acusó también de los cargos de "tentativa de homicidio agravado", "degradaciones por un medio peligroso" y "conducción bajo los efectos de estupefacientes", precisó el Ministerio Público en un comunicado.

No se retuvo contra él la calificación de asesinato al excluirse la premeditación, pero eso no impide que pueda llegar a ser condenado a cadena perpetua, siempre que no se determine en el futuro que tenía las facultades mentales perturbadas.

La Fiscalía de Meaux, que desde ayer había descartado "totalmente" que la acción de Patterson hubiera sido terrorista, subrayó que sus declaraciones ante los gendarmes eran "incoherentes" -entre otras cosas les contó primero que había tomado fármacos para suicidarse y luego para dormir- y que daba muestras de delirio.

En cualquier caso, no estaba bajo tratamiento psiquiátrico. Ante el juez instructor esta tarde no dio explicaciones.

El pasado lunes, poco después de las 20.00 locales (18.00 GMT), empotró su coche contra una pizzería de la localidad de Sept-Sorts, a unos 40 kilómetros de París, en la que había una treintena de personas y, además de causar la muerte de una niña, hirió de gravedad a cinco personas (entre ellas un hermano de la menor, de 3 años) y a otras ocho levemente.

Seis de esos heridos seguían esta tarde hospitalizados, en particular una mujer de 44 años, que se encontraba entre la vida y la muerte.

Patterson, de 32 años, vecino de La Ferté sous Jouarre, localidad vecina de Sept-Sorts, había trabajado como vigilante, aunque llevaba meses en baja laboral.

Ante los gendarmes aseguró no tener ningún contencioso con el propietario del establecimiento y desconocer la clientela que había en ese momento.

También explicó que era un gran consumidor de estupefacientes desde que tenía 9 años, y las pruebas urinarias que se le hicieron tras el atropello evidenciaron que había tomado drogas.

Sus únicos antecedentes eran por conducción bajo los efectos del alcohol en 2010. No tenía otras condenas ni estaba fichado por los servicios secretos.