El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó este martes a Roma procedente de Israel para mantener mañana un encuentro con el Papa Francisco en el Vaticano.

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El avión estadounidense aterrizó en el aeropuerto romano de Fiumicino a las 18.28 locales (16.28 GMT) procedente del aeropuerto de Tel Aviv, de donde partió tras una gira de Trump por Arabia Saudí, Israel y Cisjordania.

El mandatario y su esposa, Melania Trump, fueron recibidos a pie de pista por la delegación italiana, encabezada por el ministro de Exteriores, Angelino Alfano, así como por representantes eclesiásticos.

Tras saludarles, ambos se subieron a un coche y pusieron rumbo a la Villa Taverna, la residencia del embajador de Estados Unidos, donde se alojarán junto con toda la delegación. El presidente estadounidense no tiene prevista ninguna actividad para este martes.

A las 8.30 locales (6.30 GMT) de mañana Trump mantendrá un encuentro en el Vaticano con el Papa Francisco y posteriormente está previsto que visite junto a su esposa la basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina.

Después se reunirá con el jefe del Estado, Sergio Mattarella, y con el primer ministro Paolo Gentiloni, en Roma y la primera dama visitará el hospital pediátrico Bambino Gesú.

Está previsto que a las 13.55 locales (11.55 GMT) Trump abandone Roma para dirigirse a Bruselas, donde el jueves participará en una cumbre de la OTAN.

La capital italiana ha extremado las medidas de seguridad ante la llegada del presidente estadounidense, con una continua vigilancia de sus zonas de paso, cortes de tráfico y cortes de tráfico, sobre todo en zonas como la villa Taverna.

Regresará a Italia en la noche del jueves, concretamente a la isla de Sicilia (sur), para participar el 26 y el 27 de mayo en la cumbre del G7, que reunirá en la localidad de Taormina a los líderes de las siete democracias más industrializadas del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido.

Trump no propone medidas específicas para la paz

Israel y Palestina han sido dos etapas de gran valor simbólico en el primer viaje al extranjero del presidente de EEUU, Donald Trump, que se ha comprometido a apoyar un proceso de paz para la región pero no ha presentado ninguna medida para avanzar en él.

Tal y como se esperaba, Trump evitó mencionar en todas sus intervenciones la solución de dos estados, hasta ahora la única impulsada por la administración estadounidense y la comunidad internacional, pero tampoco propuso un plan alternativo y se limitó a asegurar que la paz es "difícil pero posible" y que los líderes israelíes y palestinos se han mostrado dispuestos a alcanzarla.

A lo largo de sus declaraciones a los medios tanto en Jerusalén como en la ciudad cisjordana de Belén, el presidente estadounidense reiteró su firme compromiso con Israel y su seguridad, y provocó aplausos y apoyos cuando destacó que "los lazos del pueblo judío con esta Tierra Santa son antiguos y eternos".

Hizo gala de su excelente relación con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien se refirió como 'Benjamín' o con su apelativo 'Bibi' y que por su parte se dirigía a él como 'Donald' y no dejó de agradecerle los gestos y enorme compromiso con su pueblo.

Trump se convirtió en el primer presidente estadounidense en activo en visitar el Muro de las Lamentaciones, en plena Ciudad Vieja de Jerusalén este (ocupada por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967), algo que causó satisfacción entre los israelíes.

No obstante, Trump evitó visitar la Ciudad Vieja y el Muro acompañado de autoridades israelíes para no dañar el consenso histórico de Washington de no reconocer la ocupación por parte de Israel de la parte oriental de Jerusalén.

"Está claro que el presidente reafirmó el vínculo único entre Israel y EEUU. Ha hecho un discurso de un verdadero amigo de Israel", declaró a Efe el ministro israelí de Educación y socio principal de la coalición de gobierno, el ultranacionalista Naftali Benet.

Benet añadió que Trump "busca y quiere buscar la paz" que "se puede alcanzar con los palestinos" y que "será una paz basada en la economía".

Además de tratar sobre la esquiva paz entre israelíes y palestinos y reafirmar la amistad de Estados Unidos con Israel, Trump dedicó buena parte de su tiempo a abordar la amenaza de Irán en la región y la necesidad de establecer una alianza de países contra el terrorismo.