Miles de personas abandonaron los distritos asediados del este de la ciudad siria de Alepo, tras la reanudación hoy del proceso de evacuación, mientras que cientos salieron de los pueblos de mayoría chií de Fua y Kefraya.

"El proceso se desarrolla con fluidez", dijo a Efe por correo electrónico la portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Siria, Ingy Sedky, que se encuentra sobre el terreno en Alepo.

"Hasta ahora, durante el día de hoy, 75 autobuses con unas 5.000 personas se han trasladado a zonas rurales del oeste de Alepo y, simultáneamente, 500 personas han sido evacuadas de Fua y Kefraya", concretó Sedky.

La portavoz reconoció que es difícil saber el tiempo que tomará completar la operación, porque "hay miles de personas que siguen esperando".

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos afirmó que unas 5.500 personas han salido de la zona sitiada del este de Alepo, lo que eleva a 14.000 las evacuadas desde el jueves (entre ellas 4.000 insurgentes); mientras que 500 han abandonado Fua y Kefraya.

Por su parte, la agencia de noticias oficial siria, SANA, informó de que 4.370 "terroristas y sus familias" fueron evacuados de los barrios de Al Zabdie, Al Salahedín, Al Mashad y Al Ansari, en el este de Alepo, en dirección a áreas del sur y el oeste de la provincia.

Entretanto, al menos 511 heridos, mujeres y menores, según la agencia estatal, han llegado a Alepo a bordo de siete autobuses provenientes de Fua y Kefraya. Se espera que otros tres vehículos lo hagan próximamente.

Los evacuados de esos dos pueblos han sido trasladados al centro de residencia temporal de Yibrín, donde las autoridades de la provincia de Alepo han tomado medidas para responder a sus necesidades, aseguró SANA.

Mientras, la personas que han abandonado el área sitiada de Alepo salen en autobuses que les llevan al distrito de Al Rashidín, a cinco kilómetros al oeste y desde allí son distribuidas a lugares bajo el dominio de los rebeldes en la parte occidental y meridional de la provincia. Este trayecto lo hizo hoy Abu Yafar, uno de los evacuados.

"Estuvimos aguardando unas quince horas en medio del frío para poder salir de la zona asediada del este de Alepo", relató a Efe por teléfono Abu Yafar, que ya se encuentra en una zona en poder de los opositores en el oeste de la provincia.

Para él, lo peor ha sido el miedo: "En todo momento, han intentado (los efectivos gubernamentales) detener la operación, aumentar sus peticiones y acabar con la tregua".

Además, "temíamos que nos ocurriera como al grupo anterior (de evacuados) al nuestro, ya que les hicieron bajarse del autobús, les obligaron a tirarse al suelo para registrarlos y les confiscaron el dinero y los móviles", señaló.

La evacuación en Alepo se inició el jueves pero fue suspendida un día después en medio de acusaciones entre las partes.

El sábado, se alcanzó un nuevo pacto que incluía la salida de personas de Fua y Kefraya, cercadas por el Frente de la Conquista del Levante (exfilial siria de Al Qaeda), a cambio de la reanudación del proceso en Alepo, una exigencia que desde el principio ha hecho Irán.

Ayer iba a reanudarse la operación en Alepo, pero volvió a quedar paralizada tras la quema de autobuses que iban a evacuar a personas de Fua y Kefraya por parte de la facción radical Yund al Aqsa, vinculada al Frente de la Conquista del Levante.

Hoy, varios cohetes cayeron en Fua, sin ocasionar víctimas, lo que no ha impedido la continuación de la evacuación, informaron medios de comunicación oficiales.

También se espera de un momento a otro la salida de personas del asedio de la población de Madaya, al noroeste de Damasco y rodeada por el grupo chií libanés Hizbulá, aliado del Gobierno sirio, y otras facciones progubernamentales.

La evacuación de Madaya forma parte del pacto logrado entre Turquía, aliada de los rebeldes, y Rusia e Irán, que respaldan al Ejecutivo sirio.

Desde el interior de Madaya, el médico Mohamed Darwish reveló a Efe que "posiblemente el miércoles o el jueves se llevará a cabo la evacuación, en la siguiente fase del acuerdo".

Darwish adelantó que unas 1.500 personas abandonaran la localidad, "combatientes y sus familias, en ningún caso enfermos", pese a que en Madaya hay casos de desnutrición