La elección de Donald Trump ha supuesto un duro revés para el presidente de EEUU, Barack Obama, que podría ver cómo su sucesor desmonta las piedras angulares de su legado, como la reforma sanitaria, la apertura a Cuba, el acuerdo nuclear con Irán o las regulaciones contra el cambio climático.

El presidente electo ha prometido dar marcha atrás a todas esas medidas a lo largo de su campaña pero, según expertos consultados por Efe, cumplir esas promesas no es tan fácil como parece y requerirá además un capital político que Trump podría preferir dedicar a desarrollar su propio programa republicano de Gobierno.

"Trump será capaz de desmantelar algunos logros de la Administración de Obama a corto plazo, pero muchos otros llevarán bastante tiempo o supondrán grandes dificultades", aseguró a Efe un experto en el funcionamiento del Congreso de EEUU, Charles Tiefer, que durante una década fue viceabogado general de la Cámara Baja.

"Un presidente de Estados Unidos no puede simplemente chascar los dedos y cancelar regulaciones así como así", añadió Tiefer, que ahora es profesor de Derecho en la Universidad de Baltimore.

Durante casi toda su Presidencia, el demócrata Obama afrontó un Congreso parcial o totalmente controlado por la oposición republicana, lo que le condujo a impulsar muchas de sus prioridades mediante acciones ejecutivas o decretos, que nunca pasaron por el Congreso y están, por tanto, completamente a merced de la voluntad de su sucesor.

Eso convierte en especialmente vulnerables sus medidas contra el cambio climático y su alivio de la deportación para más de 800.000 jóvenes indocumentados, conocidos como "soñadores", mediante el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

"El hecho de que esas iniciativas emblemáticas de Obama se impulsaran por decreto hace que sea más fácil para Trump abolirlas", afirmó a Efe un historiador y politólogo en la Universidad de George Washington de la capital estadounidense, Matthew Dallek.

En cambio, a Trump no le será tan fácil retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, dado que éste contiene una cláusula que le obligaría a esperar cuatro años antes de que la desvinculación entrara en vigor.

El restablecimiento de relaciones con Cuba y la relajación de sanciones a la isla también se basó en el poder ejecutivo de Obama y Trump prometió durante su campaña "dar marcha atrás" a esas medidas "hasta que se restauren las libertades" en ese país.

"Como mínimo, el proceso de normalización de relaciones con Cuba se congelará y es posible que lo revoque, tal y como prometió a la comunidad del exilio cubano en Miami", apuntó a Efe un experto en política exterior en el centro de estudios Brookings, Ted Piccone.

En cuanto al acuerdo nuclear con Irán, considerado el otro gran avance de la política exterior de Obama, Trump también ha prometido desmantelarlo o renegociarlo, pero deberá tener en cuenta que hay otros cinco países que forman parte del arreglo.

En la Casa Blanca de Obama, la principal preocupación está en que Trump borre del mapa la gran pieza del legado del actual mandatario a nivel nacional: la reforma sanitaria que aprobó en 2010 y que ha dado cobertura a unos 20 millones de personas. El presidente electo contará con el favor de un Congreso controlado por los republicanos, que en los últimos años han intentado decenas de veces revocar la ley conocida como "Obamacare".

En una entrevista publicada ayer viernes en el Wall Street Journal, Trump dijo que se inclina por mantener las dos partes más populares de "Obamacare": la provisión que obliga a asegurar a personas con enfermedades previas y a extender la cobertura sanitaria de un adulto a sus hijos hasta los 26 años.