Dos candidatos y dos mensajes. Por un lado, el de Hillary Clinton: demostrar que su rival, Donald Trump, no está capacitado para ser presidente. Por otro, el del propio magnate: Clinton no es de fiar ni tampoco el Partido Demócrata, que ha hecho retroceder el poderío de Estados Unidos. Son las dos estrategias que guiarán esta noche a los aspirantes a la Casa Blanca en su primer debate televisado, una cita que los expertos ven importante aunque dudan que decisiva.

Las encuestas colocan a Clinton con una ventaja de dos puntos (49% frente al 47%) en la última encuesta, realizada por ‘The Washington Post’ y la cadena ABC News. No obstante, la brecha a favor de la candidata demócrata se ha reducido considerablemente en los últimos meses.

¿Cómo será el debate?

La Universidad de Hofstra, en Hempstead (Nueva York), será el escenario del 'cara a cara' que comenzará a las 21.00 horas, las 3.00 de la madrugada en España. Durante 90 minutos, y sin apenas tregua para el descanso, Clinton y Trump deberán defender sendas candidaturas sin apenas margen para el error.

El debate, que estará moderado por el presentador de la NBC Lester Holt, estará dividido en seis segmentos temáticos de 15 minutos cada uno y abiertos a la actualidad más inmediata. Cada uno de ellos arrancará con una pregunta del moderador y seguirá con una breve exposición de cada candidato previa al 'cara a cara' como tal.

¿Cuál será la estrategia y el mensaje de cada uno?

Trump ha situado en la agenda su discurso repleto de dudas sobre el lugar de Estados Unidos en el mundo. Su lema de campaña -‘Make America Great Again - (“Hagamos América grande de nuevo”) resume perfectamente sus ideas.

Su posición será la de atacar con su habitual estrategia polémica e imprevisible en asuntos que considera capitales: reforzar el poder militar de EEUU para combatir el terrorismo, endurecer las políticas de inmigración y promover un nuevo modelo económico que priorice la creación de empleo y riqueza para los trabajadores que no han extraído beneficio de la recuperación. Ahí están sus principales caladeros de votos: la clase media-baja de raza blanca y los habitantes de los estados sureños.

Por su parte, Hillary Clinton se centrará en presentarse como la continuadora de los logros de Barack Obama -reforma sanitaria, más oportunidades laborales y una política internacional de consenso en la lucha antiterrorista-, al tiempo que intentará presentar a su rival como una persona incapacitada para ser presidente de Estados Unidos, como ha publicado en este vídeo de su cuenta de Twitter.

Clinton apelará al voto de las mujeres, los jóvenes y las minorías, aunque en muchos de estos sectores se han extendido las sospechas sobre su falta de transparencia y su tradicional vínculo con el poder, que la presentan como una candidata alejada de las preocupaciones de los ciudadanos reales.

Las sospechas sobre los candidatos

En las últimas semanas, dos aspectos inesperados se han colado en campaña, y no precisamente con fines positivos para los candidatos. Por un lado, el estado de salud de Hillary Clinton, que sufrió un desvanecimiento durante los actos de homenaje del 11-S, y por otro la negativa de Donald Trump a publicar su declaración de la renta, algo que hacen todos los candidatos.

¿Qué audiencia puede tener el debate?

La expectación se ha dejado notar en el interés de las marcas por colar anuncios antes y después del debate. 'The New York Times' ha comparado esta movilización con la previa a la de la célebre Super Bowl; un evento que alcanzó en 2015 su cifra récord de espectadores con 115 millones de espectadores.