Más de 3 millones de musulmanes procedentes de diversas partes del mundo inician hoy la peregrinación a la ciudad santa de La Meca, en Arabia Saudí, donde se han adoptado severas medidas de seguridad y vigilancia para evitar tragedias.

Después de la estampida que el año pasado causó cerca de 2.000 muertos, las autoridades saudíes han impuesto nuevas medidas para mejorar la gestión de grandes multitudes, tal y como aseguró el ministro saudí de la Peregrinación, Mohamed Benten.

Benten destacó recientemente que los diferentes organismos estatales han mejorado la coordinación y la comunicación entre todos los que participan en la organización de la peregrinación o 'hach'.

Asimismo, ese departamento estará en contacto con todas las representaciones de los fieles extranjeras y locales para fijar los horarios en que los peregrinos efectuarán los ritos cada día.

Por primera vez, se prohibirá a los peregrinos salir de sus campamentos durante cuatro horas al día los próximos 11, 12 y 13 de septiembre para organizar así el movimiento de los fieles en la zona de Mina y evitar que se produzcan aglomeraciones repentinas, tal y como ocurrió en 2015.

En esa línea, la Defensa Civil saudí informó de que ha delimitado trayectos e instalado puertas electrónicas para controlar la muchedumbre de peregrinos que se dirigirá a lanzar los guijarros contra Satanás, rito que se realizará durante tres días a partir del próximo lunes.

La Defensa Civil ha movilizado a más de 17.000 efectivos, que contarán con más de 3.700 equipos electrónicos, así como con la ayuda de muchos voluntarios.

Este ente gubernamental efectuó en los últimos días simulacros para poner a prueba su capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia, así como su coordinación con el Ministerio de Sanidad, la Media Luna Roja y las fuerzas de seguridad.

Por primera vez una cámara aérea vigilará La Meca desde el aire y todos los fieles tendrán que llevar una pulsera electrónica para que sus movimientos estén controlados y los servicios de emergencia puedan intervenir cuando se empiece a formar una multitud descontrolada.

En las pulseras estarán registrados los datos de cada peregrino, como su número de pasaporte y su visado, e incluso una fotografía e información sobre su alojamiento para poder identificarlo o guiarlo de vuelta a casa en caso de que se pierda.

Además, este año se ha instalado un nuevo sistema de iluminación en las zonas donde se celebran los distintos ritos -Mina, Muzdalifa y el monte Arafat- para facilitar la captación de imágenes por parte de las cámaras de vigilancia.

Asimismo, la Dirección General de Seguridad anunció que se utilizará por primera vez un detector portátil de huellas dactilares para verificar la originalidad de los permisos de peregrinación, y multar directamente a los infractores.

Estos aparatos, que caben en la palma de la mano, serán usados por los agentes en las zonas de los ritos, donde solo pueden acceder aquellos que hayan obtenido un permiso previo, para limitar de esta forma el número de peregrinos que realizan el 'hach' cada año.

Las fuerzas de seguridad saudíes ya han detenido en los días previos a 189 personas que no cuentan con la autorización para viajar a La Meca, los cuales afrontan penas de cárcel y multas, y la expulsión del país en el caso de los extranjeros.

Por su parte, el Sindicato General de Transporte dijo que desplegará por primera vez un sistema electrónico para el seguimiento de los más de 16.000 autobuses que transportan a los peregrinos, desde su llegada hasta su partida.

El Ministerio de Sanidad, por su lado, ha aumentado la vigilancia en los accesos al país para evitar la llegada de fieles infectados con enfermedades contagiosas como el zika.

Las autoridades sanitarias han elaborado una lista que incluye un total de 64 países en los que se han detectado casos de zika, por lo que han intensificado las medidas de vigilancia respecto a los peregrinos provenientes de estos.

Pero la principal preocupación de las autoridades este año es la seguridad de los fieles, después de las acusaciones lanzadas contra el reino por la tragedia del año pasado.

Al menos 1.757 peregrinos fallecieron, según cálculos de Efe, y Arabia Saudí responsabilizó de la desgracia a un grupo numeroso de iraníes, que estaban supuestamente realizando una marcha en sentido contrario al de los demás peregrinos, mientras que Irán lo achacó a la "ineptitud" de los organizadores.