El vallisoletano José Luis San Miguel se encontraba en un hotel de Marmaris, a 200 metros del lugar donde se encontraba de vacaciones el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, durante el intento del Golpe de Estado y ha asegurado que la noche "ha sido horrible", ya que se oyeron tiros, lo que le ha obligado a pasar "toda la noche debajo de la cama" de su hotel en esta ciudad costera.

José Luis San Miguel se encuentra en el aeropuerto de Dalaman, al suroeste de Turquía, a la espera de un vuelo para salir del país y volver a Manchester, donde reside, a pesar de tener planificado un viaje que duraba hasta el domingo, según ha detallado en declaraciones a la Cadena SER.

El vallisoletano había pasado un buen día "sin problemas" y estaba cenando en el centro de la localidad costera de Marmaris cuando escucharon en las noticias del intento de Golpe de Estado, pese a lo que, como relata, "la gente estaba tan tranquila, como si no pasase nada".

Sin embargo, al advertir algo "serio" el vallisoletano decidió coger un autobús para volver al hotel, donde pensó que no habría ninguna acción al ser un zona turística. Por el contrario, durante noche, mientras decidía sus planes para el fin de semana, ya que tenía previsto permanecer en el país hasta el domingo, "sobrevolaron tres helicópteros de combate el hotel" y comenzó a oír tiros, tras lo que se refugió debajo de la cama.

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"Era horrible porque cada vez se oían más y más cerca, por la noche atacaron con tres helicópteros de combate, les vi pasar y han estado tiroteando, justo en la piscina del hotel, que está abajo", ha detallado.

"Al principio no me creía lo que estaba pasando"

Mari Carmen Sánchez no da crédito a lo que ha vivido en Estambul. La joven, que se había desplazado hasta la ciudad turca el pasado jueves para cubrir la designación de los Dólmenes de Antequera Patromonio de la Humanidad, se encontraba en un hotel de la segunda ciudad más importante de Turquía, después de la capital Ankara.

La joven se había quedado en el Centro de Convenciones de Estambul con un compañero editando unos vídeos para una televisión de Antequera hasta las ocho de la tarde, hora local. Tras cenar en una calle cercana a la céntrica plaza Taxim volvieron al hotel para cambiarse y salir a hacer turismo.

Les acompañaba la pareja de su compañero, Paco Peramos. "Cuando estábamos visitando la parte de atrás de la Mezquita Azul, mi compañero me ha dicho que en Twitter estaban diciendo que había un golpe de Estado en Turquía". "Al principio no me lo creía pero de vuelta al hotel todos los comercios y locales estaban paralizados pendientes de la televisión. Hemos visto muchos militares en grupos de dos o tres pero apenas hemos visto policía".

Los tres jóvenes se encuentran en este momento en el hotel Reyyan, a veinte minutos del aeropuerto de Ataturk, el padre de la patria turca, al que todo el mundo venera en el país.

"Estamos intranquilos porque no sabemos qué está pasando. El diputado Ángel González (PP) nos ha llamado desde España y nos ha dicho que estemos con la maleta y los pasaportes preparados y el móvil cargado de batería por si pasan a recogernos en cualquier momento. Nos ha dicho que estemos tranquilos, que saben que estamos los tres en este hotel".

El hotel Reyyan se encuentra en la parte europea de Estambul. "Durante todo el día hemos visto helicópteros sin darles la mayor importancia, pero ahora los escuchamos constantemente, como si estuvieran volando sobre nuestras cabezas", narraba.

Los tres jóvenes han intentado quedarse en el hall del hotel escuchando las noticias en la televisión junto a otros huéspedes, "pero de repente han apagado la televisión y nos han dicho que nos quedemos en nuestras habitaciones".

"No se escuchan disparos, ni tiros. Hay una calma tensa, pero estamos preocupados porque sabemos que los tanques han tomado el aeropuerto de Ataturk", afirma la joven.

Mari Carmen Sánchez tiene prevista su vuelta el domingo y la pareja que le acompaña ha desistido de quedarse una semana más conociendo Turquía.

Los tres jóvenes han decidido permanecer juntos, en la misma habitación, viendo los pocos canales de televisión que siguen recibiendo, a la espera de noticias que les permitan salir del país y volver a casa.