"Vi cuerpos volando ante el camión. Oí gritos que nunca voy a olvidar". Este es uno de los primeros testimonios recogidos tras el atentado terrorista ocurrido en Niza. Al menos 84 personas murieron anoche y 18 se encuentran en estado crítico cuando un camión arrolló en Niza a una multitud que asistía a los fuegos artificiales para festejar el 14 de julio, fiesta nacional francesa. El Gobierno ha confirmado que de momento no hay constancia de víctimas españolas.

Las declaraciones de los testigos del atentado dejan constancia de la masacre ocurrida en la ciudad francesa. "Había cuerpos cada cinco metros, sin vida, desmembrados", asegura otro de los testigos en declaraciones recogidas por el diario francés Le Monde.

"Los que estaban en la playa fueron los primeros en llegar. Ellos trajeron agua para las heridas y toallas", continúa en mismo testimonio.

"Vimos gente corriendo por la playa hacia la parte vieja de la ciudad", afirma otros de los testigos, "Gritaban: Hay disparos, ¡Corred!". Este testimonio podría ser relevante para confirmar, tal y como cree la policía, que el terrorista del camión disparó contra sus víctimas.

En el camión se han encontrado una pistola corta, varias de larga distancia y granadas. Fuentes han asegurado que las armas podrían ser falsas, aunque las granadas todavía están siendo investigadas.

Una testigo del atentado:"Oímos gritos y corrimos. El camión lo arrolló todo"

Maite Blanco ha aterrizado hoy en Madrid procedente de Niza, donde anoche presenció con sus dos hijas el atentado con un camión que arrolló todo lo que encontró a su paso en el paseo marítimo, mientras ellas corrían a resguardarse en la playa en cuanto escucharon los primeros gritos de alarma.

"Nosotras nos fuimos hacia el lado de la playa donde había una furgoneta aparcada y nos escondimos detrás de ella", cuenta Maite a los medios en la puerta de llegadas del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, adonde ha llegado de un viaje de trabajo.

Desde la playa vieron cómo un camión "grandísimo" de color blanco entraba en el paseo marítimo -peatonal- "arrollando todo lo que había por delante y a las personas que estaban andando". El resultado, al menos 84 muertos, entre ellos una decena de niños y adolescentes, según los últimos datos oficiales.

Cuando pasó el vehículo, Maite y sus hijas dejaron la playa y se dirigieron a un hotel que estaba al otro lado del paseo, donde pudieron refugiarse.

"Les dije a mis hijas que no mirasen porque nos íbamos a encontrar a la gente tumbada en el suelo", según relata.

A las dos de la noche pudieron salir del hotel, donde la gente estaba "muy nerviosa", y volver a casa.

No sabían qué podía pasar después de lo sucedido con el camión, si entraría alguien donde ellas se encontraban o si habría alguna explosión. Fuera sólo se escuchaba silencio, ha explicado, mientras los policías acordonaban la zona.

Esta mañana, de camino al aeropuerto, no han vuelto a pasar por el lugar de la tragedia porque el autobús que las llevaba ha evitado la zona.

Triste y afectada, ha recordado que fueron los primeros gritos de alarma por el paso del camión lo que las salvó, después de que cientos de personas disfrutaran pacíficamente de los fuegos artificiales con que terminaba la celebración de la Fiesta Nacional de Francia en Niza.

La mañana más triste de Niza

El centro de Niza hierve en la mañana más triste de la ciudad mediterránea francesa, horas después de la masacre que ensangrentó su paseo más famoso y de que se vivieran sus horas más trágicas.

La vida vuelve a apoderarse de la ciudad porque, como asegura la dependienta Annie Piveteau, "si dejamos de vivir es que nos han ganado".

Así estaba el paseo marítimo de Niza antes del atentado

Así estaba el paseo marítimo de Niza antes del atentado

Así estaba el paseo de Niza momentos antes del atentado. Germán Carbonell Monzo

Está colgada de la radio y del teléfono tras el mostrador de su tienda de souvenirs, a apenas unos pasos donde la policía científica francesa investiga, al abrigo de las miradas de los curiosos, los restos del atentado que anoche se cobró la vida de al menos 84 personas.

"Toda mi familia está bien, pero una prima mía estaba en el paseo de los Ingleses anoche con su hijo. No quiere salir de casa", afirma antes de que un llanto apague su voz.

La mañana, dice, está siendo normal en cuanto a las ventas. "La clientela es sobre todo de turistas extranjeros, que parece que no se han enterado mucho de lo que pasa. Acaban de irse dos estadounidenses. Supongo que están acostumbrados a este tipo de cosas desde el 11-S", indica.

Su teléfono no para de recibir mensajes. "Todo el mundo está preocupado por nosotros. Afortunadamente mi hijo de 9 años pasa unos días con sus abuelos. Si no, es seguro que hubiéramos salido a ver los fuegos artificiales", relata.

Su compañera Jessica no ha tenido fuerzas para acudir esta mañana al trabajo. Era ella quien tenía abierta la tienda "Eddy" anoche, cuando un camión se lanzó por un paseo abarrotado de gente y provocó la masacre que de nuevo mantiene en vilo a Francia, ocho meses después de los atentados que costaron la vida a 130 personas en París y Saint Denis.

"Había un policía de paisano que se negó a salir"

A su lado, el café "Le Mediterranée" también fue invadido. "Subieron al piso de arriba. Había familias con hijos, no querían salir. Estaban asustados. Incluso había un policía de paisano que se negaba a bajar", narra Jackie Chibois, que lo regenta desde hace 45 años.

"Yo no tenía miedo. Viví la independencia de Argelia, estoy acostumbrada a estas cosas", agrega mientras sirve cafés en un ambiente silencioso.

Muchos clientes habituales no han venido, pero los turistas siguen pasando. "Imagino que tras la locura de anoche, la gente prefiere no acercarse al centro", señala.

Ella no abandonó el mostrador de su bar. "Era una locura, la gente corriendo por las calles. Yo no soporto las avalanchas, me quedé dentro", dice.