La Audiencia de Coburg, en el sur de Alemania, abrió hoy el proceso contra los padres de ocho bebés recién nacidos encontrados muertos el año pasado en la casa de la pareja, que, según la acusación, "no quería verse limitada por más hijos".

La fiscalía acusa a la mujer de haber asesinado a cuatro de los bebés y al padre de haberla ayudado, ya que las autopsias no han permitido determinar con claridad si los otros cuatro niños llegaron a vivir tras el parto. La madre, de 45 años, reconoció en el inicio del juicio que mató a varios de sus hijos, pero no pudo precisar a cuántos.

En una declaración leída por su abogado, explicó que tras cada parto envolvía la cabeza del bebé en una toalla y apretaba si notaba señales de vida, pero que no sabía en cuántos casos ocurrió exactamente; pudieron ser dos, tres o cuatro, señaló.

Cuando el pasado noviembre fueron encontrados los cadáveres de los ocho bebés, envueltos en toallas y bolsas de plástico en una vivienda de la pequeña localidad bávara de Wallenfels, la pareja, con tres hijos vivos en común, ya se había separado.

El abogado de la mujer explicó que tanto su madre como el hombre, que no deseaba más hijos, le habían presionado para que se sometieran a una esterilización, algo a lo que ella se negó.

Según su relato, al quedarse de nuevo embarazada en 2003 se lo contó a su pareja, que se enfadó y le instó a abortar, por lo que a partir de entonces evitó cualquier pensamiento sobre la gestación.

También se negó a admitir sus siguientes siete embarazos y, aseguró, se veía totalmente sorprendida con la llegada del parto.

El padre de los niños, de 55 años, no respondió a las acusaciones de la fiscalía, que consideró que tuvo conocimiento de los embarazos y que, por lo tanto, hay que asumir que también sabía que su mujer se deshacía de los niños, y que no lo impedía.

El macabro hallazgo en la que había sido la vivienda de la pareja tuvo lugar el pasado noviembre, después de que una persona alertara a emergencias de que había encontrado el cadáver de un bebé en la vivienda.

Los servicios sanitarios y la policía hallaron el resto de los cuerpos en una de las dependencias, que se utilizaba como trastero. Además de los tres hijos vivos en común, cada miembro de la pareja tenía dos hijos más de anteriores relaciones.

La mujer, que había abandonado hacía unos meses la casa familiar, fue detenida junto a una nueva pareja en una pensión de un pueblo cercano.

Tras la detención confesó a las autoridades que había matado a varios de sus bebés e ingresó en prisión, donde ha sido sometida a exámenes psiquiátricos. Se espera que el juicio esté listo para sentencia este mismo mes de julio.

El caso de Wallenfels hizo recordar otros sucesos similares registrados en el país en los últimos año, el más grave el protagonizado por Sabine H. en el estado de Brandeburgo (este).

En 2005 se descubrió que la mujer había asesinado en la década de los noventa a nueve de sus trece hijos al nacer y ocultado sus cadáveres en distintos maceteros.