Un Airbus A320 decorado con pájaros y nubes de René Magritte de la compañía Brussels Airlines se ha convertido hoy en símbolo en el aeropuerto de Bruselas, al ser el primero de tres aviones de pasajeros en despegar de Zaventem tras los atentados del pasado 22 de marzo en la capital belga.

La aerolínea lo había presentado la víspera de los ataques, que golpearon este aeródromo internacional y la estación de metro de Maelbeek, y hoy quiso que fuera el surrealista belga el que arropase a los 80 pasajeros que partieron en el primer vuelo desde Bruselas rumbo a Faro (Portugal).

"Hemos sentido una emoción fuerte al volver a ver un avión de pasajeros en el aire", reconocía la portavoz del aeropuerto de Bruselas-Zaventem, Florence Muls, al pie de uno de los lugares cercanos al aeródromo en el que todavía se concentran las velas y las flores en memoria de las 32 víctimas mortales que dejaron los atentados.

Los ministros belgas de Defensa, Steven Vandeput, y de Movilidad, Jacqueline Galant, participaron en la reducida ceremonia conmemorativa, en la que se guardó un minuto de silencio, y que marcó el inicio de una vuelta a la normalidad que llevará "semanas si no meses", en palabras de la propia portavoz.

Muls describió el ambiente de hoy como "intenso" y constató que había "cierta ansiedad" entre los pasajeros que ayudaron a calmar rápidamente los servicios de atención psicológica presentes.

Explicó asimismo que tras el despegue "simbólico" de los tres vuelos a Faro, a Atenas y a Turín, operados por Brussels Airlines, que regresarán a Bruselas esta noche, el aeropuerto quiere ir recuperando gradualmente su capacidad normal.

"A partir de mañana pasaremos a una capacidad de diez vuelos por día, que progresivamente aumentará. Hemos previsto una capacidad del 20 % en comparación a la normal, o sea 800 pasajeros por hora", señaló en declaraciones a algunos medios, entre ellos Efe.

Por el momento solo Brussels Airlines operará vuelos, pero más adelante lo harán también otras aerolíneas, apuntó.

"Haremos todo lo posible para poder pasar a un nivel de operatividad superior de aquí al verano, es nuestro objetivo, pero hay que llevar a cabo un importante trabajo de renovación", dijo.

Con cerca de 23,5 millones de pasajeros en 2015, el aeropuerto de Bruselas es uno de los más grandes de Europa y el más importante de Bélgica, y conecta la capital belga, que alberga las sedes de las principales instituciones europeas y de la OTAN, con otros 226 destinos de todo el mundo a través del servicio de 77 aerolíneas.

Su importante actividad económica representa el 1,8 % del PIB nacional, lo que supone el segundo elemento más importante de impulso del crecimiento económico del país, y además emplea a 60.000 personas, por lo que los analistas calculan que este parón forzado en su funcionamiento podría ocasionar pérdidas por valor de unos 400 millones de euros.

No obstante, la portavoz del aeródromo subraya que en estos momentos "la prioridad principal" es la seguridad, y que las medidas reforzadas se mantendrán mientras que las autoridades belgas y europeas, de las que dependen estas medidas, no dispongan lo contrario.

Los pasajeros que partieron hoy de Zaventem tuvieron que pasar diversos controles de seguridad para poder acceder a la carpa gigante en la que se organiza de manera temporal la facturación del equipaje hasta que avancen los trabajos de remodelación y se pueda volver a la terminal, en la que los dos terroristas suicidas hicieron estallar los explosivos.

Un nutrido cordón policial detenía este domingo a todos los coches que se acercaban al aeropuerto y sólo dejaba pasar a aquellos que transportaban a algún viajero, previa comprobación de su billete, su documento nacional de identidad o pasaporte o si su nombre figuraba en un listado específico.

El acceso al Zaventem en transporte púbico no fue posible hoy, de manera que solo se permitió la llegada en coche o taxi.

"Hoy como sólo había tres vuelos hemos podido mantener ciertas limitaciones en los medios de transporte", explicaba la portavoz del aeródromo, que reconocía que el objetivo es ir volviendo a la normalidad también en este sentido.

El consejero delegado del aeropuerto de Bruselas, Arnaud Feist, agradeció el trabajo de los cientos de personas que han trabajado sin descanso en los últimos doce días para que hoy se pudiera dar el primer paso de vuelta a la normalidad.

"Gracias a este trabajo, hoy podemos extender un mensaje de esperanza. Hoy mostramos nuestra fuerza, que nos hemos levantado y que no vamos a permitir que nos abatan", sostuvo.