Al menos 20 personas murieron y otras 50 resultaron heridas este martes en un atentado suicida en una oficina gubernamental de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, en las áreas tribales del noroeste de Pakistán, informaron a Efe fuentes oficiales.

El atentado ocurrió al mediodía local cuando un atacante suicida empotró la motocicleta cargada de explosivos en la que viajaba contra la puerta de entrada de las oficinas de la Autoridad Nacional de Base de Datos y Registro (NADRA, siglas en inglés) del distrito de Mardan, dijo un portavoz de la Policía local, Mukkaram Khan.

El portavoz del jefe de la Policía provincial, Fazal Khan, detalló por su parte que el edificio resultó "parcialmente dañado" a causa de la explosión, que se produjo en hora punta.

"Un gran número de personas se encontraban en el lugar en el momento de la explosión, ya que la gente acude a diario para recoger o solicitar sus carnés de identidad digitales", explicó la fuente, que agregó que el área ha sido acordonada y las autoridades tratan de ubicar a las personas involucradas.

El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó "enérgicamente" la acción en un comunicado, en el que expresó su "profunda aflicción" por la pérdida de vidas inocentes y trasladó sus plegarias para que sus almas alcancen la "paz eterna".

Hace dos semanas, 22 personas murieron y 60 resultaron heridas en un atentado con bomba en un mercado de la localidad de Parachinar, también en el cinturón tribal del noroeste del país, en una acción que fue reivindicada por el grupo sectario suní Lashkar-e-Jhangvi (LEJ).

Pakistán sufrió este año varias acciones de gran envergadura contra minorías, pero el número total de ataques insurgentes ha caído a mínimos de 2008 con la implementación de un plan nacional antiterrorista por parte del Gobierno.

Las medidas, tomadas tras el ataque que en diciembre de 2014 causó la muerte de 125 niños en una escuela de Peshawar (noroeste), incluyeron la intensificación de la ofensiva que el Ejército tenía en marcha desde meses antes en las áreas tribales y en la que han muerto al menos 3.400 insurgentes y 488 militares.