El Ejecutivo socialista que lidera António Costa ha entrado oficialmente en funciones con el desafío de gobernar Portugal en minoría, apoyado por la izquierda radical, en medio de las duras advertencias del presidente, Aníbal Cavaco Silva.

El vigésimo primer Gobierno constitucional, investido este jueves, sustituyó al del conservador Pedro Passos Coelho, que ha durado menos de un mes, convirtiéndose así en el más breve de la historia de Portugal en estas cuatro décadas de democracia.

Juraron sus cargos 17 ministros y 41 secretarios de Estado en el Palacio de Ajuda, donde el nuevo primer ministro, António Costa, y el jefe de Estado, Cavaco Silva, se cruzaron mensajes opuestos.

"Se exige al Gobierno el respeto a las reglas europeas de disciplina presupuestaria", comenzó por advertir el presidente, cuya alocución estuvo plagada de críticas y reproches a la nueva administración de Costa.

El conservador Cavaco Silva lamentó la "crisis política abierta" por la moción parlamentaria de la izquierda que derribó el 10 de noviembre al Gobierno de centro-derecha de Passos Coelho, designado por el propio presidente en primer lugar por haber sido el líder de la fuerza más votada en las elecciones del 4 de octubre.

Sin embargo, el Partido Socialista (PS) de Costa consiguió llegar al poder con el respaldo parlamentario del Bloque de Izquierda (aliado en la UE a Syriza y Podemos), el Partido Comunista Portugués (PCP) y los ecologistas Los Verdes, pues juntos suman mayoría absoluta.

"Esta es una situación inédita en nuestra democracia", abundó el presidente, en alusión a que sea el PS el que gobierne a pesar de haber perdido las elecciones.

El jefe del Estado incidió en que los acuerdos parlamentarios entre la izquierda no incluyen "algunos puntos esenciales como los de estabilidad política y la capacidad para durar en el tiempo", sobre los que las dudas "no fueron totalmente disipadas".

Cavaco Silva dio a entender que finalmente optó por llamar a Costa para formar Ejecutivo como mal menor, al considerar que la alternativa de dejar a Passos Coelho en funciones durante meses habría sido peor para Portugal, aún renqueante de una grave crisis económica.

El presidente conservador avisó además de que no abdicará de ninguno de los poderes que le confiere la Constitución, entre los que destaca el de vetar leyes.

Asumió, sin embargo, que, por estar en fin de mandato, no podría disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas, como insinuó que era su deseo.

"El Gobierno que hoy aquí toma posesión no es un Gobierno temeroso del futuro (...), que no haya la mínima duda, es un Gobierno seguro", terció Costa, en su primer discurso dirigido a la nación como jefe del Ejecutivo.

En su intervención, Costa contraatacó el crítico mensaje del presidente e hizo un llamamiento al fin de la crispación al prometer respeto por los compromisos internacionales asumidos por el país.

Portugal no avanza con "radicalizaciones", aseveró, antes de añadir que el nuevo Ejecutivo va a guiarse por la moderación y la aplicación de una política alternativa a la de la austeridad.

Será una alternativa "realista, cuidadosa y prudente", constató en respuesta a los avisos de Cavaco Silva, quien mostró su preocupación por un posible aumento del gasto público en la aplicación del programa socialista.

Contra las medidas de austeridad

El Ejecutivo de Costa, con el respaldo del Bloque y el PCP, pretende revertir numerosas de las medidas de austeridad aplicadas por el Gabinete de Passos Coelho (2011-2015), como los recortes de salarios de los funcionarios y los pensionistas.

Tras la ceremonia de investidura, la portavoz del Bloque, Catarina Martins, comentó que se dan las condiciones para empezar a acabar con el ciclo de "empobrecimiento" iniciado en 2011.

El portavoz de los comunistas, Joao Oliveira, centró su discurso en las críticas a Cavaco Silva, al que acusó de haber intentado mantener al Ejecutivo conservador en el poder a toda costa.

Los socialistas tendrán su primer test los próximos 2 y 3 de diciembre, con el debate del programa de Gobierno en el Parlamento.

De marcado carácter político, el nuevo Ejecutivo cuenta, como novedades, con una mujer negra, Francisca Van Dunem, al frente de la cartera de Justicia, y una invidente, Ana Sofía Antunes, encargada de la secretaría de Estado de inclusión de personas con deficiencia.