Dos personas, un soldado israelí y un ciudadano eritreo, murieron hoy en un atentado en la ciudad de Beer Sheva, en el sur de Israel, en el que el atacante palestino fue abatido y resultaron heridas ocho personas.

El ataque fue en principio atribuido a dos agresores, pero fue solo uno. El segundo era en realidad el refugiado eritreo, que fue tomado por un presunto atacante y abatido por la policía-.

"El terrorista palestino llegó con una pistola, disparó a un soldado, le robó su arma, y comenzó a disparar a otros cuando se encontró con la policía", resumió el jefe del distrito sur de la Policía, Yoram Halevy, la cadena de hechos ocurridos hoy en la estación central de autobuses de la capital del Negev hacia las 19.30 hora local (16.30 GMT).

"Cuando llegamos aún se producían disparos y nos encontramos a un soldado muy grave (el primer fallecido), cuatro soldados (en realidad eran policías) heridos de bala en las extremidades, y un terrorista herido crítico (que luego murió)", dijo al Canal 1 de la televisión Yaniv Ishai, miembro de uno de los servicios de emergencia.

Testigos citados por medios locales relataron que el agresor abrió fuego con una pistola, tras lo que robó un arma al soldado, con la que siguió disparando, y apuñaló a varias personas.

Dentro del recinto había en ese momento numerosos soldados, civiles armados y agentes privados de seguridad, mientras la Policía irrumpía en el lugar en busca de los supuestos atacantes, lo que desencadenó una gran confusión en la que el eritreo fue confundido con uno de los responsables.

La estación, en la que había cientos de personas en ese momento, fue evacuada inmediatamente por la Policía, mientras numerosos efectivos se desplegaron por toda la ciudad en busca de posibles cómplices que pudieran haber trasladado al agresor.

Durante el incidente, decenas de israelíes se concentraron a las puertas de la estación para tratar de impedir la evacuación del atacante herido, en medio de gritos de venganza y "muerte a los árabes".

El atacante, dijo Halevy, cruzó el control de seguridad a la entrada de la estación con una pistola, un hecho que es investigado ahora.

El suceso pone fin a la que era una jornada de relativa calma después de 18 días de disturbios y ataques en los que han muerto hasta hoy ocho israelíes y 42 palestinos, cerca de la mitad de estos últimos atacantes o presuntos atacantes de la más de una treintena de atentados.