Dos altos responsables de las fuerzas de seguridad turcas han informado de que las pruebas iniciales apuntan al Estado Islámico como responsable del doble atentado del sábado en Ankara en el que murieron al menos 95 personas, según la última versión oficial, y 128 según el Partido Democrático de los Pueblos (HDP).

El atentado fue cometido en la principal estación de tren de Ankara momentos antes de que comenzara una manifestación por la paz respaldada por el HDP, por lo que muchos de los muertos eran simpatizantes de este partido. Unas 160 personas continúan ingresadas en hospitales, 65 en estado crítico, según fuentes oficiales. Por el momento ningún grupo ha reivindicado el atentado.

Sin embargo, poco a poco se dan a conocer detalles. El atentado de Ankara fue perpetrado por dos suicidas, ambos hombres, según ha dicho hoy el jefe de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu, tras entrevistarse con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu.

"Me han dado información sobre el atentado; entenderán ustedes que no puedo dar detalles. Me dijeron que había dos atacantes suicidas, ambos varones. Sin embargo, no han nombrado ninguna organización", señaló Kiliçdaroglu en una rueda de prensa transmitida en directo por la cadena CNNTürk.

Según la cadena CNNTürk, la policía ya ha comprobado que el explosivo usado en el atentado, del tipo TNT, corresponde al empleado por el autor de la masacre de Suruç, en julio pasado, además de estar reforzado también, como en aquel ataque, con bolas metálicas para un mayor efecto mortífero.

Según las autoridades turcas, las relaciones del suicida de Suruç con el Estado Islámico (EI) están fuera de duda, por lo que muchos analistas turcos suponen un vínculo yihadista a los responsables de la masacre de Ankara.

A solo tres semanas de las elecciones generales anticipadas, crece en Turquía la tensión entre el Gobierno islamista y la izquierda prokurda tras el sangriento atentado.

Muchos acusan al Gobierno de los hechos, sobre todo por no asumir parte de la responsabilidad ante la más reciente espiral de la violencia que sacude el país desde julio.

Desde la oposición recuerdan que el atentado parece ser el tercero en una serie que empezó con bombas en un mitin del partido de la izquierda prokurda, el HDP, en Diyarbakir, donde murieron cuatro personas dos días antes de las elecciones del 7 de junio pasado. El segundo incidente fue la masacre de Suruç, en el sur de Turquía, cometida por un suicida contra una asamblea de jóvenes activistas prokurdos, y que dejó 34 muertos.

En ambos casos, los responsables parecen ser yihadistas turcos entrenados por el Estado Islámico (EI), y el método empleado en Ankara, cargas de TNT reforzadas con bolas de acero, que coincide con el de Suruç, hace pensar que es el tercer caso de una guerra de yihadistas turcos contra la izquierda prokurda.

A ojos de la oposición, el Gobierno dirige muchos más esfuerzos a acosar, detener y encarcelar a activistas de la izquierda que a perseguir las redes yihadistas.

El diario opositor Cumhuriyet asegura hoy que el presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan, ha convertido el país en "un baño de sangre", solo para poder construir un sistema presidencial.

Los opositores denuncian que Erdogan impulsa las elecciones en noviembre para que el AKP pueda reconquistar la mayoría absoluta perdida en junio, sobre todo por el éxito electoral del HDP.

Algunos incluso acusan a Erdogan y al AKP de fomentar la crispación, con el objetivo de hacerse con el voto más nacionalista. Así, los islamistas esperan alcanzar la mayoría que les permita cambiar la Constitución y darle a Erdogan una presidencia con atribuciones ejecutivas y no solo protocolarias como hasta ahora.