El Gobierno húngaro anunció hoy que cerrará antes del 15 de septiembre el hueco en valla alambrada que construyó en la frontera con Serbia, por donde circulan los trenes entre ambos países y que aprovechan los refugiados de Oriente Medio para entrar en el país.

Así lo anunció hoy el ministro de Gobernación, János Lázár, ante la prensa en Budapest, al explicar que a partir del martes próximo "todo cambiará", ya que en esa fecha entrarán en vigor las leyes que endurecen las penas por el cruce ilegal de las fronteras.

Miles de refugiados entran en Hungría a diario desde Serbia, muchos de ellos siguiendo la vía férrea, ya que allí la valla con concertinas no pude ser construida para no imposibilitar el paso de los trenes.

Lázár explicó que después de que entren en vigor las leyes que penalizan el simple cruce de frontera ilegal, los refugiados "solo podrán entrar en Hungría después de presentar su solicitud de asilo ante las autoridades".

Para ello, se crearán puntos en la frontera, donde los refugiados podrán presentar sus solicitudes y después serán llevados a centros de acogida en otras partes del país.

Para disuadir a los refugiados, las penas por el cruce ilegal de la frontera, podrían ascender hasta cinco años si se realiza armado o dañando las vallas en la frontera, una que ya se construyó y otra segunda cuyas obras concluirán en semanas.

Las autoridades danesas dejaron hoy vía libre en su territorio a cientos de refugiados llegados de Alemania en los últimos días, ante su negativa a solicitar asilo en Dinamarca y su deseo de hacerlo en Suecia. Dinamarca ha recibido en los últimos cuatro días más de 3.000 refugiados, la mayoría sirios e iraquíes, una cifra similar a la registrada en todo septiembre del año pasado.

La acumulación de refugiados que se negaban a dejar los trenes en las estaciones fronterizas con Alemania obligó a suspender unas horas el tráfico ferroviario con este país, mientras que la decisión de un grupo de abandonar un centro para irse caminando en dirección a Suecia provocó el cierre a la circulación de una autopista.

Apelando a la necesidad de desbloquear la situación y a la imposibilidad legal de mantenerlos retenidos de forma indefinida, la Policía Nacional optó por darles vía libre, en una decisión que calificó de "estrictamente policial".

"Seguimos punto por punto nuestras obligaciones internacionales. Nuestra obligación es tomarles las huellas a quienes piden asilo; a los que no, les pedimos el nombre. Así hemos decidido hacerlo y así seguiremos haciéndolo", afirmó Jens Henrik Højbjerg, director de este organismo.

Pocas horas después, y tras una reunión con los líderes del resto de fuerzas parlamentarias, el primer ministro, el liberal Lars Løkke Rasmussen, mostró su "apoyo total" a la actuación policial.

"Todos los países deben seguir las reglas de Dublín, eso implica que registren a los refugiados. Así lo ha dicho con anterioridad el Gobierno danés. Y suponemos que todos siguen las reglas, nosotros lo hacemos", afirmó hoy el primer ministro sueco, Stefan Löfven.

La decisión de las autoridades danesas recibió el respaldo de la mayor parte de los partidos políticos, aunque los socialdemócratas, líderes de la oposición, reclamaron que se elabore un plan político para hacer frente a la oleada de refugiados. Las críticas más duras llegaron del principal soporte del Gobierno, el Partido Popular Danés, segunda fuerza más votada en los comicios de junio tras los socialdemócratas y de corte xenófobo.

Austria

Mientras, la estación del Oeste de Viena sigue siendo escenario de imágenes que en Europa sólo se relacionaban con películas de catástrofes o con países lejanos y pobres. Miles de personas que huyen de la guerra y de la miseria esperan poder subirse a un tren con la esperanza de tener una nueva vida.

Durante esta madrugada local, más de 3.000 personas cruzaron la frontera austríaca desde Hungría y comenzaron a ser trasladados a Viena. Otros 1.000 llegaron hoy sobre el mediodía, tras cruzar la frontera andando desde Hungría.

"Unas mil personas llegaron por la noche y estuvimos hasta las 03.00 de la madrugada buscándoles alojamiento", explica a Efe Stephan Waldner, uno de los coordinadores del dispositivo de asistencia que tiene Caritas en la estación del Oeste.

Durante toda la mañana han seguido llegando refugiados desde la frontera o directamente en trenes desde Hungría, provocando una enorme acumulación de personas en la estación, ya que arriban más de los que la capacidad de los trenes permite sacar. Waldner indicó que se espera que unos 7.000 refugiados lleguen hoy en total a la estación.