El Gobierno colombiano y las FARC volvieron al trabajo del proceso de paz con el reinicio de las negociaciones, lo que supone pasar página después de la crisis desatada con el secuestro del general Ruben Darío Alzate y la suspensión de los diálogos, episodio que eludieron comentar.

La única mención a la mayor crisis que ha vivido el proceso en dos años vino de la mano del jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, quien señaló que la reanudación de los diálogos "hace patente que han quedado atrás los acontecimientos de las últimas semanas que generaron las dificultades que el país conoce".

En una declaración leída ante los medios, el jefe de la delegación gubernamental salió de nuevo al paso de las críticas al proceso de paz por parte de algunos sectores políticos de Colombia, encabezados por el expresidente Álvaro Úribe, quien recientemente afirmó que la reanudación de las conversaciones se logró cediendo concesiones a la guerrilla.

"Nada de esto se ha basado en concesiones oscuras e inaceptables. En un trino (tuit) reciente, el senador Uribe publicó supuestos compromisos exigidos por las FARC para reiniciar las conversaciones. Esto ni siquiera fue planteado por las FARC y, en todo caso, si lo hubiera sido, no lo hubiéramos aceptado", subrayó De la Calle.

Para evitar especulaciones sobre lo que se negocia en la mesa de La Habana, De la Calle reafirmó su disposición a dialogar con otros partidos políticos de Colombia y "brindar información detallada", reuniones que ya ha mantenido con varios partidos pero a las que el Centro Democrático, que lidera Uribe, "se ha negado".

"Nuevamente, tenemos que rechazar informaciones falseadas, inverosímiles, carentes de sindéresis, cuyo objetivo único es generar obstáculos al anhelo de paz de los colombianos", lamentó.

El Gobierno recordó que en este ciclo, el 16 de diciembre viajará a La Habana la quinta y última comitiva de víctimas que participará en la mesa de negociación; además de recibir un día antes por primera vez a un grupo de expertas en cuestiones de género.

"La mujer ha estado en el vórtice de la victimización, pero es a la vez, la correa de transmisión de la reconciliación", señaló el jefe negociador del Gobierno colombiano, que aborda en estos momentos con la guerrilla el punto de la hoja de ruta sobre el resarcimiento de los 6,5 millones de víctimas del conflicto armado.

Derecho humanitario en conflictos armados

Por su parte, las FARC rehusaron completamente referirse a la crisis del proceso de paz recién superada y "Pablo Catatumbo" (alias de Jorge Torres Victoria) se limitó a leer una reflexión sobre el derecho humanitario en conflictos armados, en la que reiteró la "desproporción" de fuerzas sobre el terreno entre la insurgencia y el Ejército.

El guerrillero indicó que es "incompatible con el sentido común" que se acuse a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de usar artefactos explosivos artesanales contra las fuerzas del Estado, mientras estos "utilizan indiscriminadamente aviación ofensiva y bombas de tonelada y media".

En este sentido, reiteró que la guerrilla "nunca" ha diseñado estrategias "de ataque generalizado contra la población civil".

La reanudación hoy de las negociaciones supone la confirmación de la voluntad de las partes de sacar adelante este proceso, el intento de paz con las FARC que ha llegado más lejos, con acuerdos parciales en asuntos tan peliagudos como reparto de tierras, participación política o cultivos ilícitos y drogas.

Tras la suspensión de los diálogos pocas horas después de que la insurgencia capturara en el departamento del Chocó al general Rubén Darío Alzate y otras dos personas el pasado 16 de noviembre, las partes enseguida trataron de salir de ese impasse para retornar a la mesa de negociación.

Gracias a la mediación de los países garantes, Cuba y Noruega llegaron a un acuerdo, solo tres días después de ese suceso, para la liberación de los rehenes, condición que exigía el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos para reanudar las conversaciones.

Una vez liberados todos los rehenes de la guerrilla, las partes acordaron volver al trabajo con el empeño de dejar atrás las dificultades que desencadenó el capítulo del secuestro del general, y no dejar pasar la oportunidad de poner fin al conflicto armado más longevo del continente.