El 'grupo de contacto' sobre Ucrania que incluye a Moscú, Kiev y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) prevé sumar también a los separatistas prorrusos, inicialmente mediante videoconferencia, según el ministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeier.

El jefe de la diplomacia alemana ha dicho que todas las partes están haciendo un "fuerte esfuerzo" para hablar por videoconferencia y, posteriormente, concertar una reunión con los rebeldes que continúan activos en el este de Ucrania.

Steinmeier ha hecho pública esta idea en un comunicado, después de hablar por teléfono con sus homólogos de Francia, Rusia y Ucrania para tratar de seguir avanzando en la resolución de la crisis ucraniana.

El derribo de un avión de transporte militar ucraniano ha disparado hoy de nuevo la tensión fronteriza entre Ucrania y Rusia, mientras Kiev ha anunciado un cambio de táctica para consumar la reconquista de los territorios rebeldes.

Un An-26 fue abatido a la altura de la localidad de Izvárino, en la frontera con Rusia, y sus ocho ocupantes se habrían catapultado o saltado en paracaídas antes de que se estrellara el aparato, con capacidad para una treintena de tripulantes.

Al principio se temió lo peor, ya que se habló de una veintena de soldados muertos, pero varios de los ocupantes del avión ya han sido apresados por la guerrilla que ha procedido a su interrogatorio, según las agencias rusas.

El ministro de Defensa de Ucrania, Valeri Gueletéi, informó de que, dado que el aparato volaba a una altura de 6,5 kilómetros, no pudo ser derribado con el armamento a disposición de los insurgentes prorrusos.

"Es decir, el avión fue abatido por otro armamento más potente que fue disparado, probablemente, desde territorio de la Federación Rusa", dijo el general durante una reunión con el presidente ucraniano, Petró Poroshenko.

Poroshenko denunció hoy que "en los últimos tres días contra las Fuerzas Armadas de Ucrania se ha utilizado un nuevo sistema ruso de lanzamiento de misiles". Además, subrayó que "oficiales rusos dirigen acciones militares contra las fuerzas ucranianas".

Kiev acusa desde hace semanas a Moscú de permitir la libre circulación a través de la frontera de milicianos rebeldes equipados con armamento pesado, entre los que figurarían numerosos mercenarios rusos.

En un intento de rebatir las acusaciones ucranianas, Rusia invitó hoy a diez observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) a inspeccionar dos puntos fronterizos en Donetsk y Gukovo.

El "gesto de buena voluntad", como lo definió la Cancillería rusa, tiene por objetivo lograr el cese de las hostilidades en las regiones rebeldes de Lugansk y Donetsk, epicentro de la sublevación prorrusa.