El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha trasladado este miércoles al secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, su deseo de que la reunión a cuatro bandas de la próxima semana sirva para fomentar el diálogo interno en Ucrania y no se convierta en un instrumento al servicio de las relaciones bilaterales.

Lavrov y Kerry han mantenido dos conversaciones telefónicas en el mismo día, un hecho inédito desde el comienzo de la crisis y que da muestra de hasta qué punto se han intensificado los contactos tras las revueltas en el este de Ucrania. Ambos ministros han instado a todas las partes a contener la violencia en estas zonas, según el Ministerio de Exteriores ruso.

Las conversaciones han tenido lugar después de la confirmación de un encuentro que se celebrará la próxima semana y al que acudirán, además de Lavrov y Kerry, la Alta Comisionada de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, y el ministro de Exteriores ucraniano, Andrei Deschitsa.

Lavrov considera que este "formato" de reunión "podría ser útil" si no sirve únicamente para "discutir aspectos de las relaciones bilaterales", sino también para acordar un "amplio" diálogo interno en Ucrania. El objetivo último, en opinión de Moscú, debe ser una reforma constitucional "aceptada por todos".

En la segunda llamada, Kerry ha explicado a Lavrov que Estados Unidos ha trasladado al Gobierno ucraniano la necesidad de organizar un diálogo nacional para suavizar la situación y negociar el cambio de la Constitución, siempre según la versión de Moscú.

Mientras tanto, las regiones de Donetsk y Lugansk, en el sureste industrial de Ucrania, se mantienen firmes en su pulso con las autoridades de Kiev a pesar de las amenazas del Gobierno central, que prometió liberar, incluso por la fuerza, las sedes administrativas ocupadas por los habitantes prorrusos.

"Estaremos aquí hasta morir por la creación de una República Popular de Donetsk, integrada en Ucrania", dijo a Efe Vladímir Ivánovich, un jubilado que trabajó durante 45 años en la industria metalúrgica del Donbass, como se conoce a la gran región minera de la que forma parte esta ciudad.

Asegura haber pasado la noche, junto a varios cientos de personas, frente a la sede del gobierno regional de Donetsk, tomado hace tres días por un grupo de jóvenes activistas prorrusos que se han erigido en líderes populares de un movimiento que no reconoce a las nuevas autoridades ucranianas.

Los manifestantes en Donetsk ya no demandan independizarse de Ucrania y unirse a Rusia, aunque hace dos días sus líderes populares proclamaron la llamada República Popular de Donetsk.

Pero sí quieren a toda costa un referéndum: para mostrar, entre otras cosas, su rechazo a las fuerzas europeístas que gobiernan Ucrania desde la revolución que acabó con Yanukóvich, para decirle "no" a la integración con la Unión Europea y para dejar claro que la lengua rusa no puede estar en discusión en estas zonas donde los rusos étnicos son aproximadamente la mitad de la población.

"Quieren hacer de nosotros ciudadanos de segunda, que sólo sirvan para ir a votar en silencio a quién ellos digan. El poder en Kiev nos llama separatistas, pero no lo somos. Somos patriotas", afirma Alexandr, un hombre de mediana edad natural de Donetsk.

"Si las nuevas autoridades quieren entrar en la OTAN, deben hacer un referéndum. Porque a la OTAN quieren entrar sólo las regiones occidentales de Lvov, Ivano-Frankovsk y Ternópol (bastiones del nacionalismo ucraniano). Que se integren ellos en la OTAN y que nos dejen en paz a nosotros", subraya Alexandr.

Donetsk, Lugansk y Járkov, tres regiones del sureste de Ucrania fronterizas con Rusia, prefieren integrarse en la Unión Aduanera liderada por Moscú, como aseguran casi a gritos algunos que rodean al improvisado orador.

Ígor, cuyos padres emigraron al Donbass desde el sur de Rusia aún en tiempos de la Unión Soviética, poco después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), no quiere ni pensar en una Ucrania donde la lengua de sus antepasados -y también de una aplastante mayoría del sureste ucraniano- desaparezca de los colegios.

"Quiero que mis hijos, y también los nietos que espero tener, conozcan la cultura y hablen la lengua de sus padres y abuelos", sentencia, aplaudido por la gente a su alrededor.