Las autoridades egipcias reforzaron hoy sus amenazas contra cualquier intento de desestabilizar el país, ante la firmeza de los islamistas de mantener sus acampadas para exigir la restitución del depuesto presidente, el islamista Mohamed Mursi.

Pese a la unánime condena internacional al uso excesivo de la fuerza en los últimos disturbios, que dejaron ayer 72 muertos en El Cairo, el Gobierno egipcio prometió tomar todas las medidas para proteger la seguridad nacional.

El ministro egipcio del Interior, Mohamed Ibrahim, aseguró que la Policía actuará con "decisión y dureza".

En este sentido destacó que los ciudadanos han autorizado a las fuerzas de seguridad a combatir la violencia y el terrorismo al secundar el pasado viernes la convocatoria de manifestaciones en apoyo de las nuevas autoridades hecha por el jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi.

La Presidencia egipcia lamentó por su parte los recientes disturbios pero aseguró que se enmarcan en la lucha contra el terrorismo.

El consejero presidencial para Asuntos Estratégicos, Mustafa Hegazi, afirmó que las autoridades "trabajarán con seriedad y firmeza para proteger a los ciudadanos del terrorismo".

En su opinión, lo que pasa actualmente en las calles egipcias "no guarda relación con la discordia política sino que es un problema social que se ha convertido en una guerra del terrorismo contra la sociedad".

Hegazi destacó, además, que los manifestantes islamistas de las plazas cairotas de Al Nahda y Rabea al Adauiya "intentan convertirse en víctimas para mejorar sus condiciones de negociación".

Las versiones sobre lo ocurrido el sábado en El Cairo son contradictorias. Mientras que el Ministerio del Interior aseguró que la policía solo lanzó gases lacrimógenos, los islamistas acusaron a los agentes de atacar a los manifestantes con armas de fuego.

La Fiscalía General egipcia empezó hoy interrogar a 72 detenidos en estos sucesos, que están acusados de asesinato, posesión de armas de fuego y blancas, y de actos de sabotaje.

La organización Human Rights Watch (HRW) pidió hoy a los gobernantes militares y civiles interinos de Egipto que pongan fin de inmediato al "uso excesivo" de armas de fuego en las protestas.

Por su parte, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, advirtió de que la creciente espiral de violencia y confrontación en Egipto puede llevar al país "al desastre".

El presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz, y la Liga Árabe llamaron, asimismo, a la contención de todas las partes para regresar a la senda democrática.

Sin embargo, la violencia volvió a sacudir Egipto, en esta ocasión a la ciudad de Port Said, donde murieron dos personas en enfrentamientos entre partidarios y opositores a Mursi.

Los choques estallaron durante un funeral de una víctima de la víspera y derivaron en ataques contra comercios propiedad de los Hermanos Musulmanes.

Los islamistas mantienen su pulso y tienen previsto convocar nuevas protestas, pese a que ayer el titular de Interior advirtió de que desmantelarán "muy pronto" las acampadas de los partidarios de Mursi.

Según la página web de los Hermanos Musulmanes, una marcha salió hoy de una mezquita del barrio de Giza con destino a la plaza de Al Nahda.

En Rabea al Adauiya, el epicentro de las protestas de los seguidores del derrocado presidente, los manifestantes han levantado en los accesos a la plaza muros construidos con adoquines arrancados de las aceras para defenderse de la eventual irrupción de las fuerzas de seguridad.

La manifestante Mona Taha dijo a Efe desde esa acampada que han aumentado las medidas de control para entrar en la plaza, lo que incluye controles más exhaustivos para identificar a aquellos que se adentran en la zona.

Las autoridades no cejan en su objetivo de poner fin a las protestas de los islamistas, aunque los métodos han despertado las críticas de los propios activistas que querían deponer a Mursi.

El Movimiento 6 de abril pidió hoy la dimisión del ministro del Interior y de sus asesores por los recientes enfrentamientos, y la campaña Tamarrud (rebelión) rechazó que las autoridades adopten medidas extraordinarias de seguridad que contravengan las libertades y derechos humanos.

El ministro del Interior anunció ayer que ha ordenado reestructurar el aparato de Seguridad Nacional, que sustituyó a la temida Seguridad del Estado, símbolo de la represión del régimen del presidente Hosni Mubarak (1981-2011).

En medio de esta división se espera esta noche en El Cairo la llegada de la jefa de la diplomacia europa, Catherine Ashton, quien se reunirá mañana con las autoridades y con representantes de los Hermanos Musulmanes, en su segunda visita tras el golpe militar.