La salud del presidente ruso, Vladímir Putin, ha dejado de ser un secreto de Estado por más que el Kremlin intente encubrir los dolores de espalda de su jefe, que se empeña en cultivar una imagen de deportista a sus recién cumplidos 60 años.

"A Putin le gusta pelear. Levantó a un chico y al lanzarlo se dobló la columna vertebral. Ocurrió en el tartán durante el judo. Por eso se ha aplazado nuestra reunión", afirmó esta semana Alexandr Lukashenko, el presidente bielorruso.

Lukashenko, mundialmente conocido por su locuacidad, abrió la caja de pandora y, a partir de ahí, ya nadie pudo frenar el torrente de rumores y desmentidos sobre el estado de salud del jefe del Kremlin.

"Efectivamente, entonces él practicaba judo, pero no se puede hablar de una lesión en la columna y demás. Esto no tiene nada que ver con la realidad. La salud del presidente es normal. En ese terreno no ocurre nada", explicó Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, a la emisora de radio "Kommersant FM".

Eso sí, Peskov reconoció que Putin arrastra viejas lesiones, que le hacen cojear, lo que ya llamó la atención de los medios internacionales durante la cumbre de la APEC celebrada en septiembre pasado en Vladivostok (Pacífico ruso).

Aún echó más fuego a la polémica el primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, quien dijo haber pospuesto su primera visita a Rusia debido a los problemas de salud de Putin.

Esas afirmaciones no gustaron nada en el Kremlin, donde vincularon esa reacción con los rumores que ha despertado el inusual hecho de que Putin no haya viajado al exterior durante los últimos dos meses.

"Lo más probable es que a oídos de los líderes de otros países lleguen las discusiones que tienen lugar en los medios en forma de rumores (...), que son aprovechados por los asesores presidenciales", aseguró Peskov

En declaraciones al diario "Komsomólskaya Pravda", el portavoz presidencial calificó de "muy exageradas" las informaciones sobre "la espalda de Putin" y dijo que el presidente "ha trabajado y sigue trabajando al ritmo de siempre".

"Además, no tiene intención de dejar de practicar deporte y, por tanto, como cualquier deportista, puede sufrir algún dolor, ya sea de espalda, brazos o piernas, algo que nunca ha afectado su capacidad de trabajo", agregó.

Peskov también restó toda importancia a los comentarios sobre que Putin ha celebrado todas sus últimas reuniones públicas sentado y que, en ningún momento, se levantó del sillón.

"¿Se puede imaginar a Putin levantándose de repente en medio de una reunión con (la canciller alemana, Angela) Merkel? Esto pertenece al género de los intentos de buscar a un gato negro en una habitación oscura. Se trata de invenciones", replicó.

Y recomendó a todo el mundo que ignore los rumores y se atenga sólo a las informaciones oficiales provenientes del Kremlin.

En cambio, el influyente diario económico "Védomosti" informó de que la cumbre de los miembros de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes prevista para el 5 de diciembre fue aplazada por "la imposibilidad de coordinar la agenda presidencial".

Y lo mismo ocurrió, según el rotativo, con otros eventos que deberían contar con la participación de Putin desde octubre, incluidos sus viajes a Turquía, Pakistán, la India y Bulgaria, que fueron pospuestos bajo distintos pretextos por parte rusa.

Por fin, el Kremlin anunció que Putin viajará este lunes a Estambul para reunirse con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y acercar posturas sobre la solución del conflicto en Siria.

Al respecto, Peskov desmintió que la apretada agenda que le espera a Putin en diciembre, que incluye un desplazamiento a Turkmenistán, una intervención ante el Senado ruso y la multitudinaria rueda de prensa anual, tenga como fin disipar los rumores sobre su estado de salud.

El jefe de la administración presidencial, Serguéi Ivanov, también aprovechó un viaje a Viena para acallar este viernes las especulaciones sobre la salud de su superior.

"Sufrió una lesión deportiva. Nadie está a salvo de lesiones deportivas. Les pido que no se pongan nerviosos ni se preocupen. La agenda del presidente en diciembre demuestra con meridiana claridad que no tiene problemas de salud", señaló, citado por las agencias rusas.

Mientras, un 46 por ciento de los rusos, acostumbrados a ver al superhombre Putin en televisión como ballenero, cazador, piloto, bombero o esquiador, creen que deben recibir información objetiva sobre la salud del presidente, frente a un 38 por ciento que lo consideran un asunto privado, según una encuesta del Centro Levada.

Las supuestas lágrimas de Putin tras ganar las elecciones presidenciales de marzo también fueron desmentidas repetidamente por el Kremlin, empeñado en mantener intacta la imagen de hombre duro e inasequible al desaliento de su líder.