Pese a las promesas del presidente Bachar al Asad, el régimen sirio no da tregua en sus bombardeos sobre el bastión opositor de Homs, en un asedio que este miércoles provocó la muerte de medio centenar de personas, entre ellos 18 bebés en un hospital, según la oposición, aunque el gobierno lo ha negado.

Esta ciudad situada en el centro de Siria es blanco de disparos de mortero y obuses efectuados desde los carros de combate del ejército desde el pasado viernes, cuando según los opositores sufrió la peor masacre desde el comienzo de la revuelta contra Al Asad.

Esta escalada de la violencia motivó este miércoles la reacción de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, quien denunció que Siria vive una ola de terror con el continuo asalto a Homs y el uso de artillería pesada contra la población civil.

Homs se ha convertido en uno de los mayores focos de oposición al régimen y lugar de refugio de un importante número de soldados desertores, lo que se ha traducido en una sangrienta ofensiva militar contra la ciudad que se ha saldado con más de 2.000 muertos desde el pasado marzo.

En esta nueva jornada de bombardeos, la Comisión General de la Revolución Siria denunció la muerte en esta ciudad de al menos cincuenta personas.

Entre las víctimas, 18 neonatos fallecieron en un hospital al dejar de funcionar sus incubadoras por el corte del suministro eléctrico, según explicó a Efe una opositora.

La activista agregó que los "shabiha" o matones del régimen asesinaron a sangre fía a tres familias de Homs que intentaban escapar de los bombardeos en el barrio Al Sabil.

La oposición denunció el crítico estado de los hospitales y la escasez de medicamentos, lo que, junto a los bombardeos, está minando a los habitantes de algunos barrios de las ciudad.

El miembro de la Ejecutiva del Consejo Nacional Sirio (CNS) Ahmed Ramadán dijo a Efe que "el régimen bombardea centros médicos, hospitales de campaña e instalaciones eléctricas, y corta el suministro de los hospitales".

Sin embargo, el Ministerio de Sanidad sirio negó las informaciones sobre la muerte de los bebés y aseguró que los hospitales de Homs funcionan con normalidad y no hay escasez de material sanitario, según la agencia oficial de noticias Sana.

En cuanto a la situación en el resto del país, Ramadán señaló que las fuerzas del régimen bombardean, además de la mayoría de los barrios de Homs, la localidad de Zabadani, en los alrededores de Damasco, Al Zauiya, en la provincia septentrional de Idleb, y los alrededores de la ciudad meridional de Deraa.

"El Ejército Libre está haciendo todo lo posible para defender a los civiles, pero el régimen no se presta a combates terrestres sino que bombardea desde lejos con ametralladoras y tanques", agregó el miembro de la Ejecutiva del CNS.

La persistencia de la violencia se produce pese a que ayer el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, que se reunió en Damasco con Al Asad, aseguró que "el presidente sirio está totalmente comprometido con el cese de la violencia, independientemente de donde provenga".

El régimen sirio, por su parte, volvió hoy a acusar a "grupos terroristas" de desestabilizar el país y perpetrar atentados que registraron un número indeterminado de muertos y heridos, tanto de civiles como de uniformados.

Entre estos actos, la televisión estatal siria detalló la explosión de un coche bomba en el barrio de Al Bayada de Homs y el lanzamiento de cohetes contra la refinería de Masfa, lo que provocó el incendio de los almacenes.

Estos mismos "grupos terroristas" hicieron estallar artefactos explosivos en Baba Amro y atacaron un campamento militar en Idleb.

Las posiciones del régimen y de los opositores se presentan irreconciliables, tras meses de violencia que deslizan al país hacia una guerra civil ante el bloqueo en las decisiones de la comunidad internacional.