Cientos de egipcios se concentran ya en la plaza cairota de Tahrir, pertrechados con banderas de su país, para celebrar el primer aniversario de la revolución que derrocó al régimen de Hosni Mubarak en una jornada en la que hay convocadas varias marchas hacia el centro de la capital.

El ambiente es de fiesta en la plaza donde retumba la música de canciones patrióticas que emiten varios altavoces instalados en el lugar, según pudo constatar Efe.

Muchas personas han pasado la noche en Tahrir, símbolo de la revolución, adonde los egipcios comenzaron acudir desde el mediodía de ayer para conmemorar aquellos dieciocho días que acabaron con treinta años de dictadura de Mubarak.

Los cafés de los alrededores estaban a primera hora de la mañana de hoy a rebosar de clientes, muchos con pañuelos palestinos liados a la cabeza o al cuello, atuendo favorito de los revolucionarios, para saborear una taza de té acompañada de un sandwich de "ful" (habas), el desayuno típico egipcio.

La concurrencia de personas en Tahrir se espera masiva durante todo el día, ya que las autoridades lo han declarado festivo nacional, por lo que la mayoría de empresas han cerrado, además de los colegios e instituciones públicas.

Cada grupo revolucionario ha montado una tienda de campaña en la plaza, donde confluirán más de una decena de marchas convocadas por distintas organizaciones en un día que será no solo para celebrar, sino también para reivindicar.

El Movimiento Jóvenes del 6 de Abril, uno de los instigadores de la Revolución del 25 de Enero, ha organizado varias protestas para pedir el traspaso inmediato del poder de la Junta Militar, que gobierna el país desde la renuncia de Mubarak el pasado 11 de febrero, a una autoridad civil.

También estarán presentes las víctimas de la revolución, tanto los familiares de los muertos como los heridos, que exigirán que se juzgue a los culpables de la matanza de manifestantes.

La otra cara del día de fiesta y reivindicaciones son las estrictas medidas de seguridad adoptadas en torno a los edificios gubernamentales situados en las proximidades de Tahrir, que contrasta con la total ausencia de policías dentro de la plaza, cuyos accesos controlan grupos de voluntarios.

A los alrededores del Ministerio del Interior, símbolo de la represión del antiguo régimen, han llegado refuerzos policiales y los agentes, equipados con material antidisturbios, forman barreras para evitar el acceso a las calles colindantes.

En un gesto inesperado, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas anunció ayer que iba a levantar hoy la Ley de Emergencia, aunque dejó una puerta abierta para su aplicación en casos de lo que llama "matonismo".

En un discurso a la nación retransmitido por la televisión egipcia, el jefe de la Junta Militar, mariscal Husein Tantaui, máxima autoridad del país, dijo que se pondrá fin a esta medida de excepción en todas las provincias, salvo en "casos de violencia", sin entrar en detalles sobre este punto.

La Ley de Emergencia está vigente desde 1981, año en el que fue asesinado el presidente Anuar el Sadat, y su abolición ha sido una de las principales reivindicaciones de los activistas tras la revolución.

Esa norma da amplios poderes a la policía, ya que permite detenciones indefinidas sin cargos y ha sido utilizada para arrestar a numerosos activistas opositores y blogueros en el último año.