Al menos 26 personas murieron ayer, entre ellas dos menores, por la represión de las fuerzas leales al régimen de Bachar al Asad en varias provincias de Siria, informaron hoy los Comités de Coordinación Local.

El grupo opositor precisó que al menos nueve personas murieron en la provincia central de Hama, mientras que ocho fallecieron en Homs (centro), cinco en Idleb (norte), dos en Dir Zur (este), una en Raqa (este) y otra en Kobany (noreste).

Entre los fallecidos hay cuatro soldados desertores que perdieron la vida en Hama y dos menores, uno de ellos una niña de ocho años de edad que fue alcanzada por los disparos "indiscriminados" de las fuerzas de seguridad contra varias viviendas en el pueblo de Subeijan, en Dir Zur.

En la provincia septentrional de Idleb, el régimen atacó con artillería la localidad de Maarrat al Nuaman después de que varios militares se pasaran a las filas desertoras.

Las provincias de Hama, Homs e Idleb son los principales bastiones de la oposición y refugio de supuestos soldados desertores.

Esos sucesos ocurrieron pese al nuevo ultimátum de tres días que la Liga Árabe dio el miércoles pasado al régimen de Damasco para detener la violencia y recibir a observadores árabes sobre el terreno.

Ayer entró en vigor la suspensión de la participación siria en la Liga Árabe después de que el régimen de Damasco decidiera no asistir el miércoles a una reunión de los ministros de Exteriores árabes en Rabat, donde se iba a decidir sobre ese asunto.

En caso de no responder a las peticiones de la Liga Árabe antes del nuevo plazo, Siria podría enfrentarse a nuevas sanciones por parte de sus vecinos árabes, que no descartan presentar una queja formal ante la ONU.

Anoche, fuentes de la Liga Árabe revelaron a Efe que el régimen de Damasco había aceptado recibir a la misión de observadores propuesta por el organismo panárabe dentro de su hoja de ruta para superar la crisis en ese país, a condición de que se efectúen algunas modificaciones.

La represión ha dejado en Siria más de 3.500 muertos desde el comienzo de las revueltas a mediados de marzo pasado, según las últimas cifras facilitadas por la ONU.