El presidente francés, Nicolas Sarkozy, confirmó hoy una aportación de 40.000 millones de dólares, alrededor de 35.000 millones de euros, a los países de la "primavera árabe" entre 2011 y 2013.

La aportación se hará a través de préstamos de 20.000 millones de dólares comprometidos por bancos multilaterales y de distintos países, añadidos a los compromisos del Fondo Monetario Internacional y a otros 10.000 millones de ayudas de los países del Golfo.

En la rueda de prensa de clausura de la reunión del G8 en Deauville (Francia), Sarkozy afirmó que, además, Francia aportará mil millones de euros a la causa del desarrollo económico y político de Túnez y Egipto.

En cuanto a la posibilidad de anular la deuda exterior de Túnez, Sarkozy aseguró que la puerta "no está cerrada en absoluto", pero es una cuestión "complicada", ya que otros países también reclamarían la condonación.

No obstante, recordó que los ministros de Exteriores y de Finanzas del G8 se reunirán próximamente con los de Túnez y Egipto para hablar de las cuestiones técnicas.

Preguntado por un eventual problema de inmigración masiva asociada a la transición en los países norteafricanos, Sarkozy aseguró: "Hemos encontrado un buen equilibrio y no hay tensiones sobre ese tema".

Los países del G8 se han comprometido también a aumentar "sustancialmente" las ayudas de manera bilateral para estos países, en los que se inició la llamada Primavera Árabe.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, trasladó hoy a los primeros ministros de Egipto, Esam Sharaf, y Túnez, Beji Caid Essebsi, que la filosofía de las ayudas es "más apoyo a cambio de más reformas".

Según declaró Barroso tras reunirse con los mandatarios árabes en el hotel en el que se alojan varios líderes asistentes a la cumbre, los tres objetivos se resumen en dinero, tanto en ayudas directas como en préstamos; más acceso a los mercados europeos, y movilidad, a través de partenariados, para un mejor manejo de la emigración.

Señaló que durante las revoluciones "muchos países confiaban en nosotros como fuente de ingresos" ante el parón de industrias como la turística. A juicio del portugués, estas sociedades están "preparadas" para hacer un buen uso de los apoyos internacionales, y por ello "debemos hacer todo lo que podamos por la Primavera Árabe".

Barroso defendió que es posible tener éxito en el empeño de conseguir una auténtica democracia en el norte de África, lo que constituiría "una fuerte señal" para todos los países musulmanes.