Al menos cinco personas han muerto el lunes en la última oleada de ataques ocurrida en Karachi (sur de Pakistán), que también ha dejado un saldo de nueve heridos. Una de las víctimas mortales es Faruk Baig, miembro del Movimiento Muttahida Qaumi (MQM) que controla el Gobierno local.

La cadena paquistaní Geo TV informa de que alborotadores prendieron fuego a 26 vehículos -incluidos varios autobuses- y una entidad bancaria, según los datos de la Policía. Grupos de hombres armados obligaron a la población a cerrar tiendas, oficinas, hoteles, restaurantes y mercados en toda la ciudad, que tiene al menos 12 millones de habitantes.

Altaf Husain, de MQM, asegura que el asesinato de Baig responde a una operación mediante la que se busca desestabilizar a las autoridades locales. El fallecido, miembro del comité de organización del partido, murió de camino al hospital a causa de la gravedad de las heridas que sufrió.

Karachi lleva sufriendo en los últimos meses un incremento considerable de la violencia, en su mayoría motivada por cuestiones políticas. A la ya de por sí grave inseguridad se suman ahora los temores a que los insurgentes islamistas perpetren atentados en suelo paquistaní, como venganza por el asesinato, a manos de fuerzas especiales estadounidenses, del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.