Una de las cajas negras del vuelo Río de Janeiro-París que se estrelló en junio de 2009 con 228 personas a bordo ha sido encontrada hoy en aguas del Atlántico, informaron a Efe los investigadores.

La caja negra del avión de la compañía Air France siniestrado fue hallada por el submarino robotizado Remora 6.000 a las 16.40 GMT y ya ha sido remolcada al navío francés "Ile de Sein".

El aparato encontrado es el encargado de registrar los parámetros de vuelo del avión y contiene información clave para determinar los motivos que causaron el accidente aéreo, hasta ahora desconocidos, precisó una portavoz de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA).

Agregó que esta información debe ser completada con la de la otra caja negra, que graba los sonidos y conversaciones que se producen en la cabina del aparato.

"Sin los datos de esta caja negra (encontrada), los de la otra tienen muy poco valor", aseguró la portavoz.

Aunque por el momento se desconoce el estado en que se encuentra esta caja negra tras haber pasado casi dos años en las profundidades del océano sometida a fuertes presiones, "a partir de las fotos tomadas por el submarino robotizado, parece que éste es bueno, pero no sabremos más hasta poder tener acceso" a ella, señaló la fuente.

El hallazgo de la caja negra se produjo en la zona en la que el 4 de abril pasado se encontraron los restos del Airbus A330 siniestrado, tras cinco campañas de búsqueda de los mismos,

En aquel momento, los investigadores se mostraron confiados en poder hallar las cajas negras y extraer los datos necesarios para saber qué provocó el accidente, en el que no hubo supervivientes.

Junto con los restos del avión, se detectaron algunos de los cuerpos de los ocupantes del aparato, que también se van a intentar recuperar.

A falta de las informaciones procedentes de las cajas negras, lo único que los investigadores han podido determinar es que el vuelo AF447 sufrió un fallo en las sondas que indican la velocidad del avión, provocado por el hielo.

Sin embargo, la BEA advirtió de que esas conclusiones no podían explicar por sí solas el accidente y apeló a la prudencia sobre las mismas.

Pese a todo, la aerolínea Air France procedió a cambiar todas las sondas de su flota por otras más modernas y resistentes a las bajas temperaturas.