Aina Frau Pascual, vecina de Palma y una de los dos supervivientes del grupo de seis españoles que cayeron de una lancha cuando navegaban en el río Tanchachín (México), ha relatado a su padre, Toni Frau, que el barquero que los conducía "los dejó colgados" en plena travesía, cuando vio el mal estado del río.

En declaraciones a EFE, Toni Frau ha explicado que su hija y su compañero Bernat se encuentran ahora descansando, "durmiendo" tras el duro golpe que ha supuesto el accidente y la desaparición de sus compañeros.

Habló con ella ayer por la tarde, después del suceso, y esta misma mañana, poco antes de que ella se fuera a dormir: "está deshecha, los otros chicos no aparecen", ha lamentado Frau, quien ha mostrado su preocupación porque "el río va hacia una cascada y es grande".

Su esperanza, al igual que la de su hija y el otro joven superviviente, es que se hayan podido agarrar a algo y estén a salvo en algún lugar de la ribera del río.

Su hija, según él, se ha salvado "por instinto". Durante años fue a natación en el Club de Natación de Palma, como todos sus hermanos, y esa práctica pudo ayudarla a la hora de lograr hacer frente a la corriente y llegar a la ribera, pero, a su juicio, fue el instinto lo que la salvó.

Aina Frau estudia actualmente ingeniería de Telecomunicación en la Universidad Politécnica de Barcelona, en la que comparte proyecto con otros de los dos chicos que se subieron a la trágica balsa: Bernat y Francesc, al que conocen como Xisco, éste último natural de Lleida y uno de los cuatro que, por el momento, no han sido localizados.

Este proyecto, sin ánimo de lucro y coordinado por la Universidad, comenzó a principios de mes, cuando viajaron a México para instalar un sistema que, tras tres semanas de trabajo, les permitió llevar la señal de Internet hasta una aldea.

Una de las excursiones que programaron fue la de visitar la cascada de Tamul, en el estado de San Luis Potosí. A ellos se sumaron tres chicas, todas ellas de Girona, una de las cuales estudia en una universidad de México.

Para la excursión llevaron un guía y contrataron a un barquero que les dijo que los llevaría a las cascadas. Sin embargo, el barquero en cuanto vio el río crecido se echó al agua y dejó la balsa sin rumbo y a los seis chicos solos.

Aina le ha contado a su padre que ella lo único que pudo hacer fue soltar la mochila y ponerse "a patear" hasta alcanzar la orilla. Recuerda que Bernat saltó con ella y que vio a Xisco en el agua. Nada más.