La condena más contundente ha llegado de uno de los individuos más cercanos a Obama, su asesor en materia de seguridad. Para James Jones, "la revelación de esta información clasificada pone en peligro las vidas de los estadounidenses".

Jones critica que "Wikileaks no ha hecho el menor esfuerzo para ponerse en contacto con nosotros sobre estos documentos" y lamenta haberse enterado de la filtración a través de los medios de comunicación que los ha recibido. "Estas filtraciones irresponsables", garantizó, "no tendrán repercusión alguna en nuestra relación con Pakistán y Afganistán, y en nuestro apoyo a las aspiraciones de ambos pueblos", según la declaración oficial recogida por el diario 'The Huffington Post'.

De igual modo, otras fuentes de la Casa Blanca han negado que la administración Obama presentara deliberadamente un retrato confuso de la situación en Afganistán. "El presidente ha sido muy claro a la hora de hablar al pueblo estadounidense sobre los desafíos a los que nos enfrentamos", declaró al 'NY Times' el asesor de Seguridad Nacional para Comunicaciones Estratégicas, Benjamin Rhodes, quien condenó enérgicamente la filtración de Wikileaks por tratarse de "información privada que pone las vidas de los militares estadounidenses y sus aliados, y que amenaza la seguridad nacional".

Rhodes indicó que la guerra en Afganistán "ha carecido de los fondos necesarios durante muchos años" y que la decisión adoptada por el presidente Obama en diciembre de 2009 para aumentar las tropas en 30.000 efectivos es un intento de "responder a la grave situación" en el país centroasiático.

"Si permitimos que Afganistán vaya cuesta abajo, volveremos a enfrentarnos de nuevo a amenazas de grupos extremistas como Al Qaeda, que contarán con un mayor margen de maniobra para conspirar y entrenar. No podemos permitir que eso suceda", indicó.