La violencia terrorista ha vuelto a sacudir la ciudad oriental paquistaní de Lahore, donde un triple atentado suicida contra un popular santuario sufí ha acabado con la vida de al menos 41 personas y ha causado heridas a 175, informaron fuentes oficiales.

El ataque ocurrió sobre las 23.00 hora local (18.00 GMT), del jueves, día especial en el calendario sufí en el que varios cientos de fieles de esta corriente mística del Islám se suelen congregar en la mezquita de Data Darbar, según declaró a varios medios paquistaníes el jefe de la Administración local, Khusro Pervaiz.

El coordinador del distrito, Sajjad Bhutta, citado por el canal privado "Express Tv", explicó que uno de los terroristas se inmoló en la entrada, mientras que otros dos hicieron lo propio en el interior del complejo, situado cerca del centro histórico de la capital de la provincia del Punjab.

La Policía acordonó la zona tras los hechos, y los heridos, muchos de ellos en estado crítico, fueron trasladados a hospitales cercanos.

El complejo religioso tiene un sistema de vigilancia compuesto por unas 60 cámaras y en él hay cinco entradas, todas ellas dotadas de complejos dispositivos de seguridad, incluso escáneres de explosivos, aunque en el momento del ataque sólo una de las puertas principales estaba abierta.

Los jueves por la tarde, los feligreses asisten en Data Darbar, también conocido Data Ganj Bakhsh, a sesiones de "qauuali", unos cantos devocionales de grupos de música tradicional que se prolongan durante horas, mientras que al llegar la noche tienen lugar los rezos.

Según dijo a Efe el etnógrafo alemán Linus Strothmann, quien está realizando un estudio sobre este santuario, entre el jueves y el viernes pueden llegar a visitar el templo hasta 100.000 personas en algunas ocasiones.

Según la fuente, es posible que el complejo se haya convertido en un objetivo terrorista porque el "ulema" o doctor en ley islámica del templo fue uno de los primeros que declaró en Pakistán que los atentados suicidas son "haram" (prohibidos) en el Islám.

Tras el atentado, algunas personas protestaron y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad, contra las que lanzaron piedras, y éstas respondieron con gases lacrimógenos, según el canal privado de televisión "Geo Tv".

Aunque minoritaria, en Pakistán tiene una gran tradición el sufismo, una doctrina poco ortodoxa que para algunos expertos fue la responsable de que el Islám consiguiera extenderse por el subcontinente indio, a través de sus bellas melodías y propiciando el florecimiento de las artes musulmanas.

Investigación

El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, quien él mismo profesa el sufismo, condenó el ataque y ordenó la apertura de una investigación para esclarecer lo sucedido.

"Golpear el santuario sagrado que tiene un valor sentimental para los musulmanes en todo el país refleja claramente que los terroristas no tienen respeto por ninguna religión, fe o creencia", subrayó, según un comunicado divulgado por su oficina.

Guilani agregó que ésta acción demuestra que "tras su derrota en las áreas fronterizas (con Afganistán) los terroristas están recurriendo a atacar a inocentes civiles en las ciudades".

Este ataque ocurre tras un periodo de relativa calma en Pakistán, donde el último gran atentado sucedió a finales de mayo precisamente en Lahore y también contra templos de una corriente islámica minoritaria.

En aquella ocasión, al menos 93 fieles de la corriente ahmedi, una secta considerada ajena al Islám por el estado paquistaní, murieron en dos ataques casi simultáneos perpetrados por sendos comandos talibanes.

Varias de las acciones terroristas más potentes ocurridas en Pakistán en los últimos meses han sido reivindicadas por la facción regional punjabí de los insurgentes talibanes.

El Ejército paquistaní se halla actualmente enfrascado en varias ofensivas contra la insurgencia talibán en las áreas tribales paquistaníes de la frontera afgana y en otros puntos del conflictivo noroeste del país.

Más de 12.000 personas perdieron la vida en sucesos violentos en el país surasiático en 2009, un cuarto de ellas en ataques terroristas, según un informe del Instituto de Estudios de Paz de Pakistán.