Julia Gillard se convirtió hoy en la primera mujer en liderar el Gobierno australiano, al sustituir a Kevin Rudd, quien dimitió tras perder el liderazgo del partido laborista por desacuerdos internos.

Gillard, de 48 años y que fue investida como nueva primera ministra en una ceremonia en la Sede del Gobierno en Camberra, dijo sentirse "muy honrada" y se mostró dispuesta a ganar las elecciones previstas para los próximos meses.

La ex viceprimera ministra asumió la Jefatura del Gobierno tras la repentina dimisión de Rudd, que la víspera sufrió una revuelta de los sindicatos y varios sectores dentro de su partido.

Horas antes del nombramiento de Gilliard, Rudd había comparecido junto a su esposa e hijos para anunciar su dimisión y afirmar que se sentía orgulloso por sus dos años y medio de mandato.

La popularidad de Rudd se precipitó en los últimos meses a causa de varios frentes políticos abiertos, como la fallida legislación sobre los gases de efecto invernadero, una promesa electoral incumplida.

Gillard también tendrá que lidiar con el poderoso sector minero, al que su predecesor quería imponer un 40 por ciento de impuestos para compensar la contaminación que provocan y los beneficios que obtienen por la creciente demanda china.

Abogada nacida en Gales (Reino Unido), Gillard emigró con su familia Australia siendo una niña de 4 años.

La nueva primera ministra es considerada una mujer con temperamento fuerte, don de la palabra y una gran capacidad de comunicar ideas, pero también una persona flexible a la que gusta escuchar la opinión de otros.

No está casada ni tiene hijos y convive con Tim Mathieson, un peluquero de un barrio de las afueras de Melbourne, aunque ella también reside en un apartamento situado en Canberra.

Miembro de la facción más a la izquierda dentro del partido laborista, fue elegida parlamentaria en 1998, y en 2006 se unió a Rudd, en lo que se tildó de 'boda de conveniencia' para hacerse con la dirección del partido.

En noviembre de 2007, el equipo formado por Rudd y Gillard arrasó en las elecciones generales que supusieron la derrota del entonces primer ministro conservador, John Howard.

Por su parte, el líder de la oposición, Tony Abbott, del conservador Partido Liberal, acusó a Gillard de pretender proseguir las mismas políticas que han causado la caída de su predecesor.

"Un primer ministro elegido por el pueblo ha sido ejecutado por los sindicatos y las luchas de los caudillos" en el Partido Laborista, lamentó Abbot.

A principios de este mes, un sondeo de la consultora Nielsen mostraba que los liberales le sacaban siete puntos de ventaja a los laboristas encabezados por Kevin Rudd.