Los socialistas albaneses insistieron hoy en sus acusaciones de fraude electoral contra el primer ministro, Sali Berisha, y consideraron "provocativas" las declaraciones de los conservadores de haber ganado las elecciones parlamentarias del domingo pasado.

Cuatro días después de la jornada electoral, aún no hay resultados finales pero, según los datos preliminares, con el 98 por ciento de los votos escrutados, el partido de Berisha tiene 68 escaños y los socialistas 65.

Sin embargo, si se agregan los aliados de ambos bloques, la Cámara estaría dividida en dos, con los conservadores y el centro-izquierda con 70 escaños cada uno.

Algunos diarios hoy en Tirana abrieron con titulares como "Nuevas elecciones", "Empate 70 a 70, hacia un gobierno técnico", "Elecciones sin vencedores".

Rama consideró hoy el proceso electoral "gravemente dañado en su calidad" y apeló a Berisha a realizar un recuento transparente de los votos restantes.

"Es intolerable para un país miembro de la OTAN y candidato a la Unión Europea (UE) que la gente se mantenga rehén delante de las pantallas de televisión porque no logran conocer el resultado final", dijo Rama, que advirtió que recurrirá a cualquier medio legal para defender sus votos.

Por su parte, Berisha rechazó esas acusaciones y reafirmó hoy su victoria de las elecciones que, dijo, "en general fueron extremadamente buenas y transparentes".

"Tengo todo preparado para formar el nuevo Gobierno, pero esperaré al resultado final de la Comisión Electoral Central. Una victoria grande o pequeña siempre luce", declaró en rueda de prensa.

La incógnita sobre el resultado final y las acusaciones de fraude han elevado la tensión en un país que en el pasado vivió episodios violentos durante procesos electorales.

Centenares de simpatizantes de Berisha, entusiasmados con la anunciada victoria, salieron anoche a la avenida principal de Tirana para celebrar la fiesta.

Numerosas fuerzas policiales circundaron la sede socialista, situada en el centro de la capital, para evitar enfrentamientos entre los simpatizantes de las dos partes.

Pero la situación más crítica se registró en la localidad sureña de Fier, donde militantes socialistas rodearon un centro de recuento de votos, tras los llamamientos de Rama de defender los votos del robo de los "criminales y ministros ".

Los socialistas acusaron al ministro de Transportes, Sokol Olldashi, de presionar a la comisión de recuento para que anulara las papeletas que les asegurarían nueve mandatos en esta circunscripción y confirmaría el empate a diputados.

Agentes policiales intervinieron para tranquilizar la tensa situación entre los manifestantes de ambos bandos y tras horas de negociaciones, la Comisión Electoral Central decidió transportar las urnas para contar las papeletas en Tirana.