Resulta difícil imaginar un final de fiesta más apoteósico en Luceros. La responsabilidad sobre la pirotecnia Hermanos Ferrández era máxima, pero los oriolanos no defraudaron. Todo lo contrario, ya que volvieron a conquistar a un público que llevaba tiempo esperando el espectáculo pirotécnico del Día de San Juan. La mascletà que ayer dispararon, con la que buscan un histórico «póker» de victorias consecutivas en Alicante, fue compacta, intensa, de las que van de menos a más... Un disparo muy completo, potente en todas sus fases, que culminó de la mejor forma, como gusta entre los alicantinos: con un largo terremoto final -terrestre y aéreo- que hizo, ayer en serio, temblar Luceros durante unos segundos, que para algunos fueron interminables, y también a las miles de personas que siguieron el disparo desde el entorno de la plaza.

La mascletà, en la que se quemaron el máximo de kilos permitidos -150- y que sobrepasó los siete minutos de duración, empezó con efectos digitales desde el centro de la plaza hacia los laterales, con volcanes gruñidores y truenos digitales a juego. Luego llegaron las secuencias digitales con serpentinas de colores, así como silbatos con truenos y roncadores.

Sobrepasada la mitad del espectáculo pirotécnico, la intensidad empezó a tocar suelo. Ahí arrancó el esperado fuego terrestre, acompañado por disparos aéreos: una combinación que fue yendo claramente de menos a más, ganando intensidad a la vez que el tiempo iba avanzando.

Y concluidos los prolegómenos, llegó lo mejor: un minuto de máxima intensidad, que obligó a muchos a retirar la mirada del foco de la pólvora. Al principio, la plaza retumbó por abajo, con un extenso terremoto terrestre. Luego, la mirada se trasladó al cielo, con un colofón aéreo que provocó el éxtasis entre el público. Y cuando parecía que llegaba el silencio, estalló una intensa ovación para los Hermanos Ferrández, que se sumaron a la fiesta de Luceros.