El cielo de Luceros acaparó ayer todo el protagonismo con una mascletà en la que predominaron los disparos aéreos, también al final de la misma, lo que le restó contundencia e hizo que los decibelios no subieran tanto como en días pasados.

Fue el único «pero» que se le puede poner a una mascletà redonda en cuanto a su estructura, con ritmo y equilibrio de principio a fin, como destacaron los entendidos de la plaza.

La empresa de pirotecnia Gironina volvía a disparar en Luceros después de un paréntesis de dos años y lo hacía con una mascletà «típica valenciana, formada por seis retenciones, dos digitales y cuatro terremotos finales», señalaba el pirotécnico Pepe Pérez al término de la misma. Su diseño, que duró 6 minutos y 35 segundos, arrancó desde el centro de la emblemática plaza de los Luceros para «lucirla» ya nada más comenzar, después seguir con un tramo de aéreos y terminar «acercándola al público».

Para ello, los terremotos finales han ido alternados a derecha e izquierda de la plaza, «abriéndola en dos partes para que todo el mundo vibre», indicó a los periodistas el pirotécnico José Luis Matoses.

Conforme pasan los días, la plaza de Luceros y sus avenidas aledañas van ganando en afluencia de público. El concurso de mascletàs continúa hoy con la participación de la pirotecnia Fuegos Artificiales del Mediterráneo, una empresa valenciana que apenas tiene cuatro meses de andadura.