Quisieron ser originales en el arranque de la mascletà, pero la gente se aburrió a tenor de algún silbido que se oyó entre el público. No obstante, la pirotecnia Ferrández, de Redován, salvó la papeleta con un final potente, que para los entendidos fue el mejor de todos los que se han escuchado este año en Luceros.

La mascletà arrancó con un bloque de aéreos en los que destacaron unos originales cohetes que al elevarse al cielo emitían un sonido como de seseo. Un efecto original, nunca antes visto en las Hogueras, pero que rompió el ritmo del disparo y desvirtuó la mascletà dando la sensación por momentos de que ésta se detenía. Entre el público se oyeron abucheos y pitos mostrando que semejante innovación pirotécnica no era de su agrado.

Sin embargo, a medida que fue avanzando la mascletà, ésta ganó en intensidad y comenzó a meterse al público en el bolsillo. El final fue apoteósico, como señaló el pirotécnico Fernando Ferrández. «Ha habido roncadoras, sirenas, zumbadoras y toda clase de fuego con humo». Y para cerrar, un terremoto de dos plantas en cinco fases, seguido de un terremoto terrestre. El disparo de ayer fue uno de lo más largos que se recuerdan, ya que alcanzó los siete minutos y medio (el mínimo son 6,5 minutos). Lástima, según destacaban los expertos en esto de la pólvora, que no hubiera recortado en 30 segundos para concentrar el disparo y que en global hubiera sido más ruidoso. Hoy será el turno para otro alicantino, Pedro Luis Sirvent, de Alicantina de Focs i Artifici.