Los propios pirotécnicos admiten que la «traca final» se la están guardando para el concurso de mascletàs, que coincide con los días grandes de Hogueras. Con esta premisa, los disparos de estos dos fines de semana sirven para caldear el ambiente festivo y, sobre todo, para atraer a la gente hacia el centro de la ciudad y así promover el consumo en restauración y comercio, el principal objetivo del Ayuntamiento a la hora de eliminar las mascletàs nocturnas y aumentar los disparos diarios.

La pirotecnia Ferrández lanzó ayer una mascletà de menos a más, que se fue más allá de los siete minutos, en los que «quemaron» apenas 105 kilos de material pirotécnico -lejos de los 150 a los que suelen llegar durante los días de concurso-. Así, el inicio del espectáculo sonó lento, como vacío de intensidad. Tras la fase aérea, empezó a retumbar el suelo de Luceros, con un disparo digital que animó el ritmo de una mascletà en la que hubo demasiado silencio en los primeros minutos.

Con todo, el buen final de los alicantinos Ferrández, una empresa con sede en Redován, con un intenso terremoto final a dos alturas, que se completó con el ya tradicional colofón aéreo, dejó un aceptable sabor de boca a las miles de personas que se volvieron a dar cita en el entorno de Luceros.

Hoy llega el turno para los Hermanos Ferrández, los «reyes» de las mascletàs en Hogueras durante los últimos tres años, en los que han encadenado la victoria en el concurso oficial de la mascletà.