Segundo día de mascletàs y esto comieza a tomar forma. En las avenidas de la Estación y Alfonso El Sabio ya se respiraba ayer un auténtico ambiente de Hogueras. Racós y barracas iban adquiriendo forma, algunas a ritmo de «Paquito el chocolatero», mientras en los bares y restaurantes de la zona ya era imposible encontrar una mesa libre al filo del mediodía. Las sombras, el espacio más cotizado.

Un grupo de batucada amenizaba la espera para ver la mascletà, mientras se formaban largas colas frente a un puesto en el que se repartía una bebida de anís. También se aglomeraba la gente para conseguir un gorro, un globo, un abanico o lo que fuera. «¿Y aquí qué regalan?», preguntaba un señor mientras esperaba a que le dieran algo. Y pacientemente, rodeando la plaza, decenas de personas esperaban sentadas en sillas traídas de sus casas para asegurarse un puesto en primera fila desde el que contemplar la mascletà sintiendo todo el estruendo de la pólvora. Y así, hasta el día 24.