A Juan Lluch, artista plástico de Benicarló que hace fallas, sobre todo infantiles, le encantan las Hogueras, y este año se ha recorrido Alicante a título particular para ver cómo son los monumentos plantados, de los que admira el trabajo de carpintería. «También me gusta la Fiesta en sí, que se vive mucho más en la calle, por el buen tiempo». Lluch ya conoce lo que es plantar en Alicante, como parte del equipo de Vicente Martínez Aparici, de Burriana: «estuve ocho años con él cuando plantaba en Especial (a Florida Portazgo le dio varios premios)». Le encantaría plantar una obra propia, y mientras llega esa oferta se detiene en los colores de la Especial de Polígono de San Blas, una reproducción de la fuente de los Luceros. «Es muy fina», señala al verla.

«Valencia es más monumental, Alicante es más cercana en su arte, más de tú a tú, como la gente, que es encantadora». Aurelio Suárez, un turista asturiano jubilado, lleva seis años visitando junto a su mujer las Fallas y las Hogueras. Supo primero de las fiestas del fuego de Valencia, a través de un reportaje de televisión, tanto que cuando se jubiló fue a conocerlas. «Fue un viaje fugaz pero las vi plantadas y me dije que volvería todos los años. Allí me hablaron de las Hogueras y decidí venir». Así que, cámara en ristre, toma fotos, más de mil durante todas las fiestas, y graba vídeo. «Me gusta primero el montaje, después la creatividad, cómo dibujan a los personajes y la sátira». Sólo pide que los carteles estén también en castellano, «porque los de fuera no entendemos bien el valenciano». Le gustan los desfiles, comer en los racós, los fuegos artificiales y valora que en Alicante no dejen entrar a ver las hogueras por dentro, «en las fallas se mete la gente y no nos dejan ver nada a los de fuera. Es un pero que les pongo».

«Ojalá las Hogueras sirvieran de ejemplo, por las redes sociales de trabajo que crean. Habría que utilizar su sistema para dinamizar Alicante y generar empleo. Demuestran que la ciudad es capaz de generar gran energía cuando quiere», afirma el sociólogo y profesor de la Universidad de Alicante Carlos Gómez Gil. En su caso, habla de monumentos, «no hay uno solo, sino muchos. Es tradición, crítica, ironía. Es como esa energía que citaba, hay que ser capaz de entender lo que hay debajo, por eso son tan distintos unos monumentos de otros». También le encantan las hogueras infantiles, «las hay de gran belleza, a menudo en los barrios, pero pasan desapercibidas ante la fuerza de los monumentos más grandes». Como sociólogo, le sorprende la gran cantidad de personas implicadas en las Hogueras y que trabajan para que el resto disfrutemos, a menudo de manera desinteresada.

Raquel Sánchez fue Bellea del Foc en 2011 y aprendió a implicarse en la foguera. Admira la crítica, los acabados, el riesgo que tienen los remates, el cuidado con que las comisiones decoran los bajos de los monumentos. Nunca olvidará la Hoguera Oficial de su año, de los Fonseca, aquel grandioso remate en forma de palmera «de espectacular acabado y que tuvo una cremà impresionante», ni el primer premio Especial de La Ceràmica que quemó como Bellea del Foc.