La espera mereció la pena. Luceros retumbó cuarenta minutos más tarde de lo previsto, pero lo hizo con una intensidad al alcance de muy pocos. La Pirotecnia Hermanos Ferrández, ganadora el pasado año, volvió a demostrar que sus mascletàs nunca defraudan. Ayer, fue un buen ejemplo.

Y eso que el espectáculo estuvo en el aire durante buena parte de la mañana, debido a la lluvia que cayó con intensidad durante las primeras horas del día en Alicante. Al final, tras una reunión entre las partes implicadas -los pirotécnicos y los concejales de Fiestas y de Seguridad- se dio luz verde a la última mascletà de Hogueras. «Hemos corrido con la responsabilidad. No podíamos permitir que, en el día de San Juan, Alicante se quedara sin su mascletà», explicaba al término del espectáculo Antonio Ferrández, uno de los cuatro hermanos oriolanos que dan vida a la empresa pirotécnica, con sede en Beniel.

De hecho, antes del acuerdo entre las partes, estuvo sobre la mesa la posibilidad de aplazar la mascletà al próximo sábado. Al final, el cielo se despejó y no hizo falta ninguna solución de emergencia, más allá de retrasar unos minutos el disparo. Al principio iba a ser media hora (por megafonía, la mascletà se anunció para las 14.30 horas), pero los pirotécnicos solicitaron diez minutos más, que fueron concedidos por el Ayuntamiento y por el público, que respondió con un cálido aplauso para los hermanos Ferrández.

Así, a las 14.40 horas arrancó un espectáculo completo, sin altibajos, potente desde su inicio y con ritmos variados en la fase central. El final, difícil de contagiar con palabras. Unos retiraban los ojos del terremoto, incapaces de mantener la mirada al estruendo, mientras otros se llevaban las manos a la cabeza, como signo de incredulidad ante el estruendo. Unos y otros coincidieron poco después, ovacionando a unos pirotécnicos emocionados, mezcla de la tensión y de un resultado excelente.