La historia e idiosincrasia de cada hoguera, su forma de vivir la Fiesta, incluso la nomenclatura del distrito y la tradición del lugar donde plantan el monumento son factores que separan a las comisiones cuando piensan en la fusión con una hoguera vecina como fórmula para sobrevivir en estos tiempos convulsos.

Sin embargo, dos de ellas se atrevieron a romper esquemas y a fusionarse, Pla del Bon Repós-La Goteta, con éxito. «La unión no solo nos ha permitido poder plantar una hoguera de más calidad, se ha producido un efecto multiplicador de socios porque a los dos colectivos se han acercado nuevos vecinos y festeros», afirma el presidente del distrito, Albert Poveda.

Una experiencia que le hace recomendar esta fórmula a todas las comisiones en apuros para prevenir el 'crack' de las hogueras que, de lo contrario, se puede producir, vaticina, en 2015 «porque muchas no se aguantan. Puede ser el año de la debacle o insostenibilidad de bastantes». Porque, como recordó, casi todo el dinero sale del bolsillo del comisionado, y se han perdido patrocinios y anuncios. «La unión permite descargar al socio de ese gasto».

Para ello, las dos comisiones tienen que conocerse, y ceder algo de historia y de espacio para poder disfrutar de las ventajas. La principal, que permite abaratar cuotas y frenar la fuga de comisionados: en el caso de Pla del Bon Repós-La Goteta ahora pagan 600 euros al año por asociado y 400 los niños, con todas las actividades incluidas, desde la mesa del racó al ramo de la Ofrenda, frente a los 1.200 euros de antes. «Y al que se mueve y vende lotería la hoguera le puede salir gratis. Con ello tenemos la tesorería más saneada cada día y mejoramos la calidad de la Fiesta».

Poveda cree que el hecho de que la Federación de Hogueras esté organizando a las comisiones en sectores permitirá en unos años hacer actos conjuntos, y que todos los foguerers de un sector puedan celebrar juntos la Fiesta de noche en un mismo racó manteniendo la de día en cada distrito. «Son nuevas formas de organización, sobre todo para hogueras pequeñas a las que montar un racó puede costar diez mil euros. Si se juntan varias el coste se divide en una quinta parte y ese dinero se puede reinvertir en música de banda para recuperar los pasacalles por los barrios», dijo.

Las hogueras de la Zona Norte y, en general, las comisiones periféricas están entre las que peor lo están pasando, por la falta de patrocinadores, y se sienten en peligro. Aguantan pero no saben por cuánto tiempo. «De momento nos apañamos solos, pese a que no tenemos apoyo económico de los patrocinadores. La Federación de Hogueras debería tomar cartas, porque llegará el año en que no haya colaboración de los barrios, y eso que ahora lo soportamos todo los comisionados. Pedimos una mascletà y nos dijeron que no, siempre tiran hacia las playas».

Desde la Federación de Hogueras indicaron que no es época de abrir la puerta a hogueras nuevas sino de mantener las que ya existen, por encima de las fusiones, siempre que sea posible. «Habría que hacer un buen estudio de los gastos de cada distrito dejando muy claro que la foguera es la base principal de la Fiesta, y que es hacia donde hay que dirigir el esfuerzo de todas las comisiones», dijo Manuel Jiménez.

El concejal de Fiestas, Andrés Llorens, prefiere que cada hoguera mantenga su origen pero a la vez no ve mal la fusión si evita que desaparezca un distrito. «Es preferible subsistir que desaparecer, y si no hay más remedio que en algún momento trabajar conjuntamente y unir esfuerzos también puede ser positivo», concluyó.