Acabaron las Hogueras de 2014. Y, como suelen decir los festeros, con los últimos rescoldos de la Cremà comienzan las del año siguiente. En la escena política de la provincia y de la Comunidad, esa máxima de los foguerers se cumplirá, en esta ocasión, a rajatabla. Más que nunca. A la vuelta de las vacaciones arrancará una larguísima campaña electoral que desembocará en los comicios municipales y autonómicos más decisivos desde hace dos décadas. Nunca desde que el PP llegó al poder de las principales instituciones locales y autonómicas en 1995 se había llegado a una cita con las urnas de resultado tan impredecible e incierto. Cuando se inicien los festejos fogueriles de 2015, de hecho, ya habrá una nueva Corporación municipal en Alicante y podría estar arrancando su mandato, aunque todo está en función del juego de mayorías que se articule en las Cortes en esos comicios, un nuevo Consell. Esté respaldado y presidido por unos, otros o los de más allá. Que todo eso está por ver.

Después de la vorágine y del desembarco del PP con una jornada larga para Fabra con comida junto a la alcaldesa Sonia Castedo y las Belleas y cena en la barraca «Els Chuanos», el día de San Juan -la jornada grande de las Hogueras- sirvió para echar despedida y cierre con la nómina política de casa -Castedo y el edil de Fiestas, Andrés Llorens, ejercieron de anfitriones junto al resto del equipo municipal- pero también con dos «invitados» de plena actualidad. La consellera Isabel Bonig, nueva «jefa» del aparato del PP tras su elección como coordinadora general en sustitución de Serafín Castellano, estuvo arropada por la consellera Sánchez Zaplana, la cúpula provincial con su secretario general, José Juan Zaplana, y el número tres de la dirección regional del PP, César Sánchez, entre otros, además de diputados provinciales como Adrián Ballester, Alejandro Morant y Javier Sendrá en apoyo de la presidenta Luisa Pastor, que lucía blusón de la comisión Diputación-Renfe; o parlamentarios autonómicos como Pilar Sol, Elisa Díaz y María Dolores Zaragoza, erigidas entre las dirigentes políticas más cumplidoras del ciclo fogueril.

Y el titular de Hacienda, Juan Carlos Moragues, uno de los hombres de moda en los mentideros políticos valencianos por su enfrentamiento con el Ministerio de Hacienda después de la última intervención de Antonio Beteta, número dos de Montoro, en la que echó un jarro de agua fría a las aspiraciones de la Generalitat de poner en marcha de forma automática el nuevo sistema de financiación además de abrir la puerta a una nueva hornada de recortes en servicios públicos. «¿No hay "ninots" de Beteta?», se preguntó un dirigente del PP que, con sorna, recordó que el segundo de a bordo en Hacienda tiene un apartamento en la capital alicantina. Beteta, ahora mismo, es una de las dianas contra las que lanza dardos el Consell. Pero en un año y pase lo que pase, esa escena política cambiará. Nada será igual.