Conseguir el volumen y la majestuosidad de los trajes de las festeras alicantinas requiere de un interior tan elaborado como el traje en sí. El indumentarista oficial Rubén Hernández ha explicado paso a paso cómo se visten cada día las belleas, damas, comisionadas y el resto de mujeres de las Hogueras. Sobre la propia ropa interior, se colocan en primer lugar los pololos y la chambra, una camisa interior que no todas las festeras utilizan dado el calor de estos días.

Posteriormente, se coloca el cancán, un ahuecador hecho normalmente de tul para dar estructura al traje. Sobre el cancán van las enaguas para dar volumen, enaguas normalmente a juego con la chambra y que suelen confeccionarse de un tejido noble como la batista o el hilo.

Luego le llega el turno a la falda del traje, denominada de pañal si va atada con cintas, al uso del siglo XVIII, y al corpiño, el delantal y, en su caso, la mantilla, los aderezos y las joyas. El traje se completa con las medias y los zapatos llegando en total a pesar entre 7 u 8 kilos.

Rubén Hernández asegura que pese a la complejidad de los trajes «yo tardo en vestir a una chica unos cinco minutos, aunque algunas me dicen que ellas en casa llegan a tardar media hora o más».