Delirio de la afición blanquiazul en un Rico Pérez hasta la bandera

Los seguidores del Hércules llevan en volandas al equipo de Torrecilla desde antes de que comenzara el encuentro contra el Lleida

La grada alcanza el éxtasis con el cabezazo de Coscia a la red y el duelo acaba con invasión del terreno de juego previa a la fiesta en Luceros

El blanquiazul Alberto Retuerta es llevado a hombros por la afición tras la invasión del terreno de juego

El blanquiazul Alberto Retuerta es llevado a hombros por la afición tras la invasión del terreno de juego / Alex Domínguez

Borja Campoy

Borja Campoy

El partido contra el Lleida estaba marcado a fuego en el calendario de la afición del Hércules y la jornada no ha defraudado, tanto por el aliento de los seguidores al equipo de Rubén Torrecilla desde primera hora de la mañana como por el resultado final del encuentro, una victoria que dio paso al delirio blanquiazul, primero con la invasión del terreno de juego nada más pitar el árbitro el final, recordando grandes días del club, y después por la celebración posterior en Luceros, el lugar de festejo de las grandes gestas del conjunto alicantino. Estando el Hércules de por medio se sabía que el objetivo no sería sencillo. También hubo tiempo para el drama, con el gol visitante, pero apenas fueron unos minutos de dudas, hasta que Coscia volvió a poner en ventaja a los alicantinos con un cabezazo que selló la buena diagonal trazada por Javi Moreno. El segundo tanto desató el éxtasis y desde ahí hasta el final solo la estrechez del marcador evitó que ya se diera por hecho el ascenso.

La afición del Hércules no podía esperar más para que el conjunto blanquiazul lograra el ascenso a Primera RFEF y quiso marcar el primer gol desde bien temprano. Por esto motivo, centenares de aficionados del equipo se concentraron en la zona de Doctor Rico para calentar la previa del duelo, dar color a la cita y marchar todos juntos hacia el Rico Pérez a recibir a los jugadores del equipo de Torrecilla. Una marea de camisetas blanquiazules se pudo observar desde primera hora de la mañana de este domingo en los aledaños del estadio blanquiazul.

A la llegada de los futbolistas al Rico Pérez les aguardaban miles de seguidores con sus gargantas ya listas para brindarles un nuevo apoyo, el enésimo, pero no el último. Dentro del coliseo llegarían muchos más. En el recibimiento el herculanismo desprendió ilusión ante el partido más importante del club centenario en los últimos tiempos. Futbolistas y técnicos vivieron lo que llevaban imaginando toda la semana, una locura que solamente el fútbol puede explicar. Hubo cánticos, arengas y motivación mientras el autobús avanzada entre una marea de aficionados y humareda blanca y azul. Todos los jugadores fueron agasajados en el recibimiento, con especial énfasis en figuras como las del técnico Torrecilla, el guardameta Carlos Abad, el goleador Marcos Mendes o los canteranos Nico Espinosa y Carlos Mangada.

Un total de 27.832 aficionados se dieron cita en las gradas del Rico Pérez para presenciar el último partido de la temporada regular, un duelo que, afortunadamente, también cierra el curso para un Hércules que acaba como campeón y evita disputar, de esta manera, las eliminatorias de ascenso. Media hora antes del pitido inicial las gradas ya estaban repletas, lo que permitió recibir el calentamiento del Lleida con una sonada pitada. Los abucheos se cambiaron por aplausos en cuanto hicieron actos de presencia los blanquiazules, quienes sabían que iban a ser empujados en todo momento por su afición. Ya cuando los jugadores de los dos equipos saltaron al terreno de juego junto al trío arbitral para dar comienzo al duelo un mosaico con los colores blanco y azul se apoderó de la escena.