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El vestuario asume la culpa del fracaso

«El principal problema hemos sido nosotros, los milagros a última hora rara vez llegan», admite el alicantino Miñano

Chechu Flores y David Torres saludan personalmente a los aficionados desplazados a Ontinyent. jose navarro

Días de luto corren por el Rico Pérez y por el estado de ánimo de la parroquia herculana. La consumación de la debacle con la derrota en Ontinyent (1-0) sin disparar a puerta tardará en ser digerida y 14 años después el equipo blanquiazul encadena dos temporadas sin jugar la promoción. Por si el panorama no fuera ya de por sí desolador, el caprichoso calendario envía ahora (domingo, a las 18.00) al Hércules a un Martínez Valero de fiesta porque el Elche de Pacheta ya ha certificado su presencia en las eliminatorias por el ascenso. El cuadro de Visnjic, por último, cerrará el curso con un intrascendente duelo en el Rico Pérez ante el Llagostera que supondrá la despedida de varios jugadores.

El vestuario blanquiazul está roto y las dos semanas que quedan de competición serán lo más parecido a una rotura para estos futbolistas que no han dado la talla con ninguno de los tres entrenadores que han pasado por el banquillo esta campaña: Gustavo Siviero, Claudio Barragán y Josip Visnjic. «A última hora rara vez llegan los milagros», reconoce el alicantino Miñano.

«Cuando te pones a hacer cuentas y dependes de terceros, es mala señal. Nos ha faltado regularidad durante toda la temporada y en el tramo final también. Con una victoria en Ontinyent nos hubiéramos quedado solo a dos puntos del cuarto, pero ahora todo se ha ido al garete», afirma el mediocentro, quien cumple su cuarta temporada en el Hércules y nunca se esconde, tanto dentro como fuera del campo. Titular indiscutible para Visnjic, Miñano también goza la de confianza del director deportivo Javier Portillo, aunque su renovación está en el aire.

Por su parte, el extremo Moha acaparó casi todas las miradas al término del partido, ya que, junto a Chechu Flores y David Torres, se despidió personalmente de los aficionados desplazados a Ontinyent. El jugador marroquí estaba especialmente afectado por la derrota y con lágrimas en los ojos pidió perdón en varias ocasiones a los 300 seguidores que aún creían en el milagro de alcanzar la cuarta plaza, un objetivo virtualmente imposible. «Estoy muy jodido, mucho, teníamos la oportunidad de habernos enganchado y la hemos desaprovechado, otra vez, y ya van muchas esta temporada», señaló el extremo cedido por el Barcelona.

Moha agradece también el cariño de la afición desplazada a Ontinyent: «Me han pedido que me quede y lo agradezco de verdad, yo intento dejármelo todo en el campo, no bajo los brazos. No sé qué pasará la temporada que viene, pertenezco al Barcelona y habrá que ver que deciden allí», concluye el primer marroquí de la historia del Hércules.

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