Corría el 4 de diciembre de 2016 y se medían en el Rico Pérez Hércules y Atlético Baleares. Fue un partido sencillo para los alicantinos. Desde el minuto 20 Álvaro Salinas abrió el marcador. Lo cerró en el 47 Paco Peña. Era otra época, no tan lejana, donde los encuentros llegaban a ponérsele de cara pronto al Hércules. El caso es que durante ese duelo Xesc Fullana ya defendía la casaca balear y cumplió100 partidos en Segunda B. Una semana después firmó un golazo ante el Villarreal B, que supuso el número 500. Es un medio llegador, que promedia seis tantos por campaña. De ahí que el Mallorca estuviera cerca de reclutarlo en verano. Al final lo convencieron, seduciéndole con la frase «más vale ser cabeza de ratón, que cola de león», para que renovara. Así fue. De hecho, hoy jugaría su cita oficial número 154 pero no podrá ser. Hace siete días, un salto en el centro del campo, ante un rival de la Peña Deportiva, lo interpretó el árbitro como que había sacado el codo y le costó tarjeta amarilla. Ya van 10 y cumplirá ciclo de amonestaciones. Sin duda, un auténtico respiro para los jugadores de Visnjic y un mal trago para Manix Mandiola , el tercer entrenador del Atlético Baleares esta campaña, tras Armando de la Morena y Horacio Melgarejo. Los números, siete puntos en siete jornadas, no refuerzan por ahora la llegada del vasco. Es cierto que defensivamente se ha progresado (tercera semana seguida sin encajar un gol). Ahora bien, a la hora de producir ocasiones de gol no existe seguridad ninguna. El conjunto no ha funcionado ni lejos ni en Son Malferit, donde solo ha celebrado dos victorias, un panorama que hace pensar en la Tercera División. Porque la salvación está cara. Por ello en la isla se están mentalizando para hacerse a la idea de lo peor. Igual que en el Hércules, por no aprovechar ninguna oportunidad. Aunque, quién sabe, como dicen ambos técnicos, quizá una victoria cambie el panorama. ¿Llegará de una vez?