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El calvario del «nueve» en el Hércules

Carlos y Óscar, los dos delanteros fichados en verano, suman sólo cuatro goles cada uno y su presencia en el final de Liga será testimonial por lesión

El calvario del "nueve"

Pocas tardes de mérito recientes se le recuerdan a un delantero del Hércules. Muchas carreras, mucho oficio, pero remate poco y sin tino. La empresa de ser el ariete titular blanquiazul se ha convertido en una de las más difíciles y los candidatos que han portado el «9» a la espalda han sido muchos durante este ya largo periplo por Segunda División B. Los elegidos para la temporada que poco a poco va llegando a su fin, Carlos Fernández y Óscar Díaz, tampoco han mejorado los deficientes registros de los últimos años.

El primero, que llegó a Alicante tras anotar 12 goles en el Villanovense y que pasó por quirófano el pasado martes, ya ha dado por concluida la campaña por la operación de un edema tibial. Sus números: cuatro goles en 25 partidos y 1835 minutos disputados. El jienense fue indiscutible hasta que las molestias, que al final le han terminado llevando al quirófano, comenzaron a aparecer. De hecho, lo jugó todo en los primeros 15 partidos oficiales del Hércules de la temporada. Su último gol, el único que reportó puntos a los blanquiazules, fue en Llagostera el 17 de diciembre de 2017. Con Visnjic en el banquillo sólo ha disputado 27 minutos en Peralada.

Óscar Díaz, uno de los fichajes estrella del curso por su indiscutible currículum, tampoco ha terminado de convencer en su primer año como herculano. Aterrizado con la vitola de delantero centro -él llegó a afirmar que donde mejor había rendido era en esa posición-, pronto se vio que sus condiciones eran más idóneas para jugar junto a una referencia.

No obstante, las exigencias del guión (principalmente la lesión de Carlos Fernández), le obligaron a actuar como único delantero hasta en siete encuentros como titular. Pese a participar más en el juego que Carlos e incluso a gozar de más oportunidades (su mérito también tendrá), las estadísticas reflejan que tampoco ha llegado siquiera a cinco tantos: cuatro goles repartidos en sólo tres partidos.

En el mercado invernal, para paliar la falta de gol, y sin prescindir de ninguno de los dos, Javier Portillo -probablemente el último delantero que gozó de alguna tarde de gloria en el Rico Pérez y hoy director deportivo-, decidió fichar a David Torres, ariete del Alcoyano y cuyas marcas tampoco presagiaban un aluvión de goles. Desde su llegada, sólo suma uno (y de penalti) en siete partidos y 493 minutos. A él tampoco se le puede discutir trabajo, incluso desprende más mimbres de delantero centro auténtico que ninguno de la plantilla, pero siempre anda lejos del remate.

Un lastre heredado

Desde que descendiera a Segunda B en el verano de 2014, el Hércules no ha encontrado a un jugador capaz de alcanzar los 10 goles en Liga en una temporada. En el primer curso, la 14/15, Portillo se quedó en nueve y su compañero Fernando Rodríguez (que venía de hacer 18 en el Cartagena), hizo sólo cinco. Un año más tarde, Portillo colgaría las botas en enero y en su lugar apareció Mainz, que dio una buena imagen con ocho goles en la segunda vuelta. A su lado, Mariano Sanz, con mucho pundonor pero sólo tres goles.

El incomprensible bajón que sufrió Mainz la temporada pasada no lo suplió Juan Delgado (dos goles) ni por supuesto Berrocal, que terminó con cinco goles, aunque tres de ellos fueron ya con el fracaso consumado. Mientras, asoma tímidamente el canterano Tarí, que gusta a Portillo para el curso próximo. Pero el gol debe estar en los que vengan de fuera. Fácil no parece.

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