Josip Visnjic Jozelcic (Belgrado, 1966) no es un tipo fácilmente impresionable pero reconoce que cuando el domingo salió al césped del Rico Pérez después de tantos años, sintió un pellizco de emoción. Serbio de nacimiento pero alicantino de la Playa de San Juan por los cuatro costados, quiere devolver a su Hércules al fútbol profesional. Defendió su camiseta en 126 partidos, repartidos en cinco temporadas con luces y sombras, y no quiere ni oír hablar de la próxima temporada. Se ha propuesto limpiar la mente de los jugadores para que se vean capaces de protagonizar una escalada que toda la ciudad espera.
Todos coinciden en la mejoría mostrada ante el Villarreal B, pero no está el Hércules para sumar más empates...
Está claro, queríamos ganar, es evidente que necesitamos encadenar varias victorias si queremos reengancharnos a la promoción. Nos faltó último pase y remate, frescura mental para hacer más daño tras las pérdidas en zonas de peligro que conseguimos. Debimos aprovechar también los centros por bandas y esta semana voy a incidir en ello.
La lógica dice que con este nivel de intensidad las victorias deben llegar...
Si los futbolistas juegan con la misma intensidad, concentración y motivación que contra el Villarreal B, lo lógico es que sí. Pero el rival también juega y este tramo final es especialmente duro porque casi todos los equipos pelean por algo y el margen se agota.
Ya lleva casi tres semanas dentro de ese vestuario. ¿Qué se ha encontrado?
Al principio estaban tocados, fastidiados, como es lógico. Estoy intentando limpiar su cabeza para que jueguen más liberados y con confianza. Cada vez están mejor, ganamos al Aragón y empatamos contra un gran Villarreal B en un partido que pudimos ganar. Ahora hay que seguir en esta línea, si bajamos lo más mínimo, lo pagaremos caro. El domingo visitamos a un Peralada que es muy peligroso aunque al aficionado de la calle no le diga nada y no sepa ni dónde está. Pero el filial del Girona se está jugando la vida, lleva siete semanas sin perder y se reforzó bien en enero. Tengo claro que habrá que esforzarse igual que contra el Villarreal B o a lo mejor más.
Un aviso para los que esperan un 0-3 como ante el Aragón...
Es que ese partido tampoco fue fácil pese a lo que diga el marcador. En esta categoría cualquiera te puede dar un susto, sobre todo a domicilio, donde te encuentras campos muy diferentes al Rico Pérez y todo cambia.
Parece hombre de hacer pocas cuentas...
¿De qué me sirve hacer cuentas si aunque ganemos todos los partidos podemos quedarnos fuera? Hay que pensar única y exclusivamente en el duelo inmediato y ya después ver cómo estamos, pero es evidente que no tenemos margen de error. También nos queda jugar contra rivales directos como el Saguntino, Ontinyent, Lleida, Mallorca y Elche. Aún hay muchas cosas por decir si estamos al nivel.
¿La presión alta y la intensidad son sus líneas maestras?
Contra el Villarreal B sí porque el Rico Pérez es un campo grande y debíamos tener las líneas muy juntas para que ellos no nos hicieran daño por dentro, son muy buenos. A lo mejor en Peralada debemos colgarnos los 11 del larguero, no lo sé. Prepararemos el partido pensando en la mejor manera de ganarlo. Pero es evidente que la intensidad es innegociable, sin ella no se va a ningún sitio.
Unos 8.500 aficionados dieron calor al Hércules el otro día...
Yo noté la ilusión de la gente, eso te llega. Este club necesita a su mayor tesoro, que es la afición, sin ninguna duda. Ojalá ganemos al Peralada y la semana que viene no vengan 8.500, sino 10.000.
Por mucho que digan algunos, aquí la gente se engancha con poco...
Sí. Si los jugadores se entregan y se vacían, al final el Rico Pérez lo recompensa, como pasó el otro día. Todos queremos devolver el cariño en forma de victorias.
¿Tiene firmado otro año más de contrato si clasifica al Hércules para la promoción?
Yo no he firmado nada ni pienso en eso, de verdad, no me preocupa lo más mínimo. Sólo pienso en lo que me ha hecho hoy mi mujer para comer (risas). Lo que quiero es subir al Hércules a Segunda y vamos a pelear a muerte para conseguirlo.
Lleva entrenando 15 años seguidos en Segunda B. ¿Por qué es tan difícil salir de este pozo?
Porque jugar cada semana es complicado, los campos no son buenos... y después te espera una promoción. También hay equipos con las mismas urgencias históricas que tú y otros que no tienen nombre pero que ese año tienen una aportación económica muy grande y hasta te pueden quitar jugadores. Y luego se da por hecho que el Hércules tiene que ganar a rivales que no se conocen como el Peralada, que la gente no sabe ni dónde está, pero luego no es sencillo, para nada.
Usted jugó 126 partidos con el Hércules. ¿Qué hay de cierto en la especial presión que hay aquí?
Cuando llegué a España (como futbolista) me dijeron que los equipos más difíciles para jugar eran Las Palmas, Zaragoza, Murcia y Hércules. Pero la presión nos la debemos poner nosotros mismos. Yo me presiono para ganar partidos, a lo mejor demasiado y lo que toca a veces es transmitir tranquilidad para que el futbolista se libere. Pero mejor jugar delante de 8.000 que te digan las cosas a hacerlo ante 4.000 callados. Yo al menos lo prefiero.
¿Le vinieron muchos recuerdos a la cabeza cuando salió al Rico Pérez el domingo?
La verdad es que impone cuando estas dentro. Es una pena que el Hércules esté en Segunda B pero hay que aceptarlo y pelear con todo para salir de aquí. Nadie en el club quiere hacer las cosas mal, lo hacemos de la mejor manera posible.
¿Se le han multiplicado los «whatsapps» en el móvil desde que fichó por el Hércules?
Pues sí. Antes había días que nadie escribía y ahora de repente algunos aparecen. Pero así es el fútbol. El fútbol y la vida.
