«Jugar contra el colista nunca es fácil, no te puedes fiar nunca, la plantilla está alerta». Así de explícito se expresó el centrocampista alicantino Paco Candela sobre el partido del Hércules del próximo domingo ante el Aragón, último clasificado del grupo III de Segunda B y que sólo ha conseguido una victoria en lo que va de curso. «Con la racha que llevamos nosotros no podemos ni pestañear, todo el mundo habrá jugado alguna vez contra el colista de su categoría y sabrá que no regalan nada», puntualizó Candela, uno de los fichajes del club en el pasado mercado de enero.

El mediocentro coincidió el año pasado en Fuenlabrada con el técnico Josip Visnjic, que comenzará en Zaragoza su segunda andadura como técnico blanquiazul. «Es una suerte coincidir de nuevo con él, es una ventaja porque sé cómo es, cómo entrena y su carácter», reconoció un Candela que descartó que ello le brindara directamente la titularidad: «Me puede exigir más, haber coincidido con él en otro equipo no creo que me facilite las cosas; me apretará más y trabajaré al máximo para ponérselo difícil a la hora de elegir».

El crevillentino, ausente el pasado domingo ante el Ebro por acumulación de amonestaciones, destacó el trabajo anímico que ya hace el técnico serbio en el vestuario: «Él sabe que lo más importante es rescatar el ánimo del jugador y que no existe ningún mecanismo para solucionar lo que estamos haciendo mal; es inteligente eligiendo eso porque nos va a aportar mucho en este sentido».

Un milagro real

Visnjic admitía el miércoles en su rueda de prensa de presentación que no veía como un milagro que el equipo acabara las 38 jornadas dentro de los cuatro primeros clasificados, algo en lo que también comulgó Candela: «Estoy convencido de que estaremos en play-off, tengo absoluta confianza en el equipo y aunque las sensaciones no sean las mejores si encadenamos dos o tres victorias cambiaremos la mentalidad».

Candela reconoció que en Alicante hay más presión que en Fuenlabrada: «Este club tiene más historia y unas exigencias más altas porque no hay la misma masa social transmitida de padres a hijos que allí, pero bienvenido sea eso».